Críticas a la accesibilidad de calles recién renovadas
CERMI denuncia peligro para invidentes en Chueca. Las vías, que no tienen bordillos, cuentan con encaminamientos. Los expertos señalan la falta de contrste de color como un factor de riesgo de caídas
Archivado en: Accesibilidad, Chueca, calle, urbanismo
M. H. / L. P.
13/4/2018 - 12:52
Hace sólo unos meses que comenzaron las obras de remodelación de once calles de Chueca y ya hay críticas sobre su accesibilidad. La denuncia ha llegado de la mano del Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de la Comunidad de Madrid (CERMI), que ha alertado del "peligro" para las personas con discapacidad visual o cognitiva. El conflicto se centra en la existencia de una plataforma única o, lo que es lo mismo, en la falta de bordillos y en la insuficiente señalización de la zona de tránsito para aquellas personas que cuentan con dificultades de visión.
Según CERMI, la señalización es un aspecto básico cuando alguna persona "no puede determinar con claridad el lugar por el que ha de transitar, produciéndose situaciones de desorientación, confusión e incluso de riesgo personal, por entrar en conflicto con los vehículos".
El PP se sumó a esta críticas tras una reunión con este colectivo el lunes día 9. "En estos momentos no se puede garantizar la accesibilidad y seguridad", indicó José Luis Martínez Almeida, portavoz popular en el Ayuntamiento.
SOLUCIONES
La solución para estas situaciones son los encaminamientos, o bandas de direccionamiento táctil, que pueden percibirse al contacto con el bastón. Lo cierto es que esta medida ya existe en las aceras problemáticas, según fuentes de Desarrollo Urbano Sostenible. "Se ha puesto longitudinalmente, separando calzada y acera, una fila de baldosas de botones de 20 centímetros de anchura", dicen. Sin embargo, CERMI reclama que el ancho aumente hasta los 40 centímetros. Los técnicos municipales, por su parte, creen que este ensanchamiento perjudicaría a los carritos o sillas de ruedas.
Expertos de Fundación Shangri-La y de la certificación en accesibilidad DIGA, consultados por GENTE, reconocieron que la normativa recomienda 40 centímetros de ancho, aunque apuntaron a que el mayor fallo de accesibilidad es que el encaminamiento no tiene un color diferente de la acera que avise del cambio de textura, evitando, de esa manera, caídas a personas con baja visión, mayores o deambulantes con dificultades de equilibrio.
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