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Golpe a la "lanzadera" de la Glorieta de Embajadores

Cifuentes anuncia "el principio del fin de las cundas" al desarticular cuatro grupos organizados.

Archivado en: cundas, embajadores, droga, cañada real, cifuentes

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gentedigital.es/P.Costa
16/11/2012 - 07:51

Estamos en un barrio donde los niños, ya convertidos en adultos, "han crecido viendo como un drogadicto se hace un torniquete para inyectarse". Un lugar del que muchos vecinos han huido, hartos de escenas grotescas, ruido nocturno e inseguridad. Contra todas estas consecuencias lucha desde hace nueve años la Asociación de Afectados de la Glorieta de Embajadores por las denominadas 'cundas' o taxis de las droga, un colectivo esperanzado ahora tras la desarticulación de cuatro organizaciones dedicadas a este cruel negocio.

De la operación, desarrollada el 6 de noviembre tras siete meses de meticulosa investigación, informaron el pasado martes el Jefe Superior de la Policía de Madrid, Alfonso Fernández; acompañado por José Ramón Murillo, comisario jefe de Arganzuela; y por Cristina Cifuentes. La delegada del Gobierno en Madrid anunciaba así "el principio del fin de las cundas".

En total, la Policía Nacional ha detenido a 23 personas dedicadas a la captación y traslado de toxicómanos a la Cañada Real para la compra de sustancias estupefacientes, acusados de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales y contra la seguridad social y la hacienda pública; y se han incautado quince automóviles. Todos ellos se encuentran ahora en libertad provisional con cargos.

Se trata de cuatro grupos diferenciados, dos de ellos liderados mayoritariamente por marroquíes, otro por rumanos y otro por búlgaros, aunque también participaban ciudadanos españoles. Todos ellos mantenían una estructura similar: un empresario o dueño de los vehículos que contrataba a los conductores, un tercer nivel formado por los captadores de drogodependientes en las salidas de metro de la Glorieta, y un último escalón ocupado por los testaferros, a cuyo nombre registraban los vehículos.

"Por cada viaje le pedían al toxicómano cinco euros, y ganaban 20 en total al llevar el coche siempre lleno. Se estima que cada grupo podía ganar entre 9.000 y 12.000 euros mensuales. La dificultad ha sido demostrar que no se trataba de un delito menor, sino que funcionaban de forma organizada", especificó Alfonso Fernández.

En la Cañada, incluso, los conductores, que recibían su dosis diaria a cambio de su macabra jornada laboral, dejaban a los "clientes" en unas habitaciones para consumir, con el compromiso de recogerles luego. Una acción por la que los clanes del poblado "también recibían dinero", apuntó Murillo, destacando además "el trabajo activo y continuo de estos taxis, de 8:00 a 1:00 de la madrugada".

Con esta operación, concluyó su superior, "quedan desarticuladas el 95% de las cundas en Embajadores".

"También las sufren en Sierra de Guadalupe"
"Aquí hemos visto muchas cosas y ha sido terrible, robos, drogadictos consumiendo o defecando en plena calle. Y eso que estamos a cinco minutos de museos importantes, y rodeados de colegios. Hemos ido al Defensor del Pueblo, al del Menor, nos hemos manifestado... Y ahora nos presentaremos como acusación particular para solicitar que estas personas que han fichado no se acerquen a la Glorieta a una distancia de 500 metros". Son las palabras de Santiago Alonso, presidente de la Asociación de Afectados. "Sólo pido que se analice este tema, y que no ocurra en otros puntos como Sierra de Guadalupe, donde los vecinos ya han protestado", advierte.

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