Lo pequeño se hace gigante en algunas ocasiones
Julio de la Fuente
05/9/2019 - 14:27
Todas las capitales de provincia ansían su propio festival de éxito, pero no a cualquier precio. Hay que hacerlo bien y, ajustándose a un presupuesto, exprimir todas las ventajas. Esto es lo que ha logrado Guadalajara con su Festival Gigante, que ya lleva varias ediciones cerrando agosto con un variado cartel de grupos independientes y nuevas promesas. Ese año apostaron por Rozalén y ganaron. La artista, cuyos padres vivieron varios años en la capital alcarreña, llenó el escenario en toda su amplitud. Cantó, conmovió e hizo cameos con otros grupos.
También pasó por allí Cooper, que presentó su nuevo disco; o Carlos Sadness, uno de los más esperados y de los que recibió más botes y tarareos. No se quedaron atrás los veteranos de La Habitación Roja. Con menos entusiasmo recibió el público a Zahara o a los estadounidenses We Are Scientics. Hay que medir las fuerzas. Sin embargo, la indiscutible sensación fue Ladilla Rusa, la banda de electropop cañí del momento. Desde que estrenaron en marzo el single 'KITT y los coches del pasado', cuyo videoclip ha superado el millón y medio de visualizaciones en YouTube, no paran de hacer 'sold out' allá por donde pasan.
Un ejemplo de que lo pequeño a veces se hace gigante. Sin apenas aglomeraciones se ha convertido en un evento asequible en distancias y también en precios.
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