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Cuenca se desdice, niega existencia Danko, confiesa que pagó para que mataran a la pareja holandesa

Juan Cuenca, el presunto 'cerebro' del doble crimen de la pareja holandesa, Ingrid Visser y Lodewijk Severin, cuyos cuerpos se hallaron descuartizados y enterrados en cal viva en un huerto de limoneros de Murcia tras llevar desaparecidos dos semanas en mayo de 2013, ha cambiado la versión que había ofrecido a los miembros del Jurado Popular en cuestión de minutos, mientras el magistrado presidente había ordenado un receso en la sala tras haber concluido su declaración a preguntas del Ministerio Fiscal y letrados defensores.

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03/10/2016 - 17:34

MURCIA, 3 (EUROPA PRESS)

Juan Cuenca, el presunto 'cerebro' del doble crimen de la pareja holandesa, Ingrid Visser y Lodewijk Severin, cuyos cuerpos se hallaron descuartizados y enterrados en cal viva en un huerto de limoneros de Murcia tras llevar desaparecidos dos semanas en mayo de 2013, ha cambiado la versión que había ofrecido a los miembros del Jurado Popular en cuestión de minutos, mientras el magistrado presidente había ordenado un receso en la sala tras haber concluido su declaración a preguntas del Ministerio Fiscal y letrados defensores.

Así, aunque ha mantenido que pagó dinero a Valentin Ion, uno de los dos rumanos implicados, para "matarlos", al sentirse amenazado por la pareja de Visser, porque, ha advertido, "era su vida o la mía", Cuenca ha vuelto a sorprender a los allí presentes al poner de manifiesto que la figura de Danko, esa persona que aparece en su declaración un año después de estar detenido y cuyo paradero y existencia no se ha podido demostrar, no existe.

No obstante, minutos antes había descrito y relatado que fue Danko y Valentin Ion quienes mataron y descuartizaron a la pareja y les pegaron con objetos contundentes que llegaron a destrozarle los rostros y los metieron en bolsas de basura.

También había explicado que no había denunciado con anterioridad la existencia de Danko hasta un año después de su arresto porque tenía miedo, ya que le dijo que "si contaba lo que había pasado me ocurriría lo mismo que a Visser y Lodewijk".

"No hablé antes porque tenía miedo, vi todo lo que pasó, recordaba los mail advirtiendo de la mafia, pero un año después de estar en prisión me di cuenta de que no podía hacer otra cosa, no iba a ganar nada y quería decir toda la verdad".

Este testimonio lo ha ofrecido Cuenca, pero cuando se ha reanudado la tercera sesión de la vista oral ha pedido al juez que quería cambiar su declaración para constatar que Danko nunca ha existido, ni nunca existió una reunión en el polígono industrial La Polvorista de éste y Severin, ni fue a recogerlo al aeropuerto ni era conocido de la víctima.

La versión que ha ofrecido en ese momento es que fue Valentin Ion quien, a golpes, a acabó con la vida de la pareja holandesa el 13 de mayo en la casa rural que habían alquilado en Molina de Segura.

"Lodewijk inició una discusión conmigo, me echó muchas cosas en cara y se provocó una pelea donde interviene Ion y con objetos que había en la vivienda acabó con la vida de ambos", ha subrayado.

En el transcurso de la discusión, Ion "golpeó a Lodewijk con un jarrón y le dio un puñetazo y en cuestión de segundos lo hizo con Visser, pero no sé quién falleció primero".

Por tanto, ha dejado claro que fue directamente a la casa rural el día 13, se inicio una discusión y Valentin Ion "acabó con la vida de ambos, no sé donde se encontraba Constantin Stan, pero nuestra intención era acabar con su vida y con un jarrón y una escultura o cenicero les pegó, falleciendo el mismo día 13". Respecto a la existencia de un arma, ha desmentido que la víctima la empuñara, porque no había ninguna.

El interrogatorio de la fiscal, Verónica Celdrán, a diferencia del letrado defensor de Cuenca, se ha prolongado por espacio de dos horas. En el transcurso de su declaración, Cuenca se ha valido de frases del tipo "no me acuerdo, hace mucho tiempo que pasó y eso no es así", al mismo tiempo que se ha negado a contestar a algunas de las preguntas de la fiscal y, de una forma categórica, a las de la acusación particular, que representa a las familias de los fallecidos.

Asimismo, ha advertido varias veces que él no enterró los cuerpos de la pareja holandesa, no participó en las tareas de descuartizarlos ni los trasladó en carretilla hasta el huerto, a pesar de que una persona sola no pudo cargarlos, según advierte la fiscal basándose en las pruebas de los forenses.

Cuando llegó a la vivienda al día siguiente se encontraban tapados con una manta y entiende que la idea de descuartizarlos es de Valentin Ion porque no caben en el coche, debido a las dimensiones de su estatura, al medir casi dos metros.

Otro de los momentos de mayor expectación ha sido cuando Cuenca ha implicado directamente a Serafín de Alba y a la testigo clave del caso, Maria Rosa Vázquez, en estos hechos.

En el caso de De Alba, el propietario de los terrenos donde se hallaron los cadáveres, Cuenca ha explicado que lo llamó para avisarle de que iban a enterrar allí los cuerpos, por lo que sabía lo que había pasado; mientras que en el caso de Vázquez, que fue la persona que hizo las gestiones para alquilar la casa rural en Molina de Segura donde se cometió este doble crimen, ha dicho que "estaba informada de todo lo que podría pasar y se le explicó en todo momento, pero ha querido salvarse de todo y esquivar su participación en los hechos".

Aunque Cuenca ha reconocido que fue quien contrató, previo pago, a los dos individuos rumanos porque llegó a temer por su vida, ha dejado claro que él no formó parte del doble asesinato: "Yo no hice la tumba, no los enterré, no los maté y me quedé en estado de shock".

La relación de Cuenca con las víctimas se remonta a cuando la fallecida era jugadora del club Voleibol Murcia y él gerente del mismo y conoció a la pareja de ésta porque era su representante. El club, según ha explicado, le adeudaba a la exjugadora profesional 240.000 euros, algo habitual ya que el dueño del mismo, Evedasto Lifante, "no pagaba a las jugadoras.

Por esta razón, la pareja de Visser envió un correo electrónico a Juan Cuenca para decirle que iba a realizar una reclamación al presidente del club y llegaba a conformarse con 60.000 euros de los 240.000 iniciales que se le adeudaban. Sin embargo, al no verse satisfechas estas demandas, Cuenca asegura que planea con Severin una forma en la que Visser pueda cobrar, porque vio que "de forma amable no podía ser".

Es entonces cuando idean la creación de una sociedad, con sede en Gilbraltar, para vender una cantera de Lifante, a instancias de éste, ya que la venta no podía llevarse a efecto sin su consentimiento, por valor de entre 50 y 60 millones.

Sin embargo, las relaciones con Lodewijk Severin comienzan a "tensarse; me habla de relaciones con la mafia, de los problemas que Visser tenía con los impuestos en Holanda y me presiona, me exige dinero y que tiene unas deudas que tiene que pagar ya".

Por ello, el día 13 de mayo de 2013 concertaron una cita, a requerimiento de Severin, que le dice que buscara un sitio "apartado" para hablar de negocios.

En ese momento, Cuenca llama a María Rosa Vázquez para que gestione la localización de una casa y es la persona que se encarga de recoger a la pareja holandesa, con sus hijas menores en el coche, y llevarla hasta ese lugar, porque Cuenca asegura que era difícil llegar a la misma, dado que no la encontraba.

Una vez en la vivienda, ha explicado que es Valentin Ion quien golpea a la pareja con un jarrón y un cenicero que había en la vivienda.

También ha mostrado su desconocimiento sobre el hecho de que fuera un hacha y un serrucho las herramientas con las que descuartizaron los cuerpos, exhibidas por la fiscal a los miembros del Jurado Popular y a los procesados, ya que, según la fiscal apoyándose en la autopsia del forense, "los cuerpos se habían desmembrado con un hacha y una sierra de diente pequeño".

Tampoco ha explicado cómo fueron introducidos los cuerpos en el coche, puesto que se encontraba sentado en el asiento del piloto y no vio nada, aunque sabe que lo hizo Valentin Ion. Una vez en casa de Serafin de Alba, éste le prestó una carretilla, una azada y un pico para enterrar los cuerpos, por lo que ha inculpado directamente a esta persona.

Sobre las quemaduras que presentaba en las manos, supuestamente debido a la sosa que utilizaron para disolver los cuerpos, ha negado que fuera por esto, ya que padece una dermatitis en rostro y mano, por la cual recibe tratamiento en la prisión.
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