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Mar Fayos: "Tengo la esperanza de que el jazz deje de ser minoritario"

La joven artista barcelonesa ha publicado su primer álbum, ‘Mi propia religión'. Gracias a su amplia formación musical ha dejado su sello en varios ámbitos.

Archivado en: entrevistas, música, Mar Fayos

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"No siento todo esto como una meta, sino como el principio"

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F. Q. Soriano
14/5/2021 - 00:28

El talento es un ingrediente indispensable para cualquier carrera artística que se precie, pero con ello solo no basta. Sin formación y esfuerzo es probable que esas ilusiones por triunfar acaben esfumándose, una amenaza que Mar Fayos ha sorteado a base de experiencia y de una educación musical en el prestigioso Berklee College of Music.

 

Has lanzado tu primer álbum, 'Mi propia religión'. ¿Qué acogida está teniendo?
De momento no tengo ninguna queja, al contrario, estoy muy contento con el recibimiento que ha tenido. Me ha sorprendido, porque soy un artista que está empezando, no soy famosa, ni aquí ni en Estados Unidos. He tenido la suerte de que me han acogido muy bien, tanto en España, como en Colombia, en México o en Estados Unidos, tanto por parte de los medios de comunicación como por parte del público, que es muy modesto, porque hago jazz, un género con una audiencia pequeña. Paso a paso se va llegando.

Efectivamente, el jazz predomina en tu música, pero también hay pinceladas de otros estilos, ¿crees que eso puede abrirte más puertas?
Esta pregunta me cuesta contestarla, porque dentro del jazz piensan que lo que hago es muy pop y viceversa, me siento en tierra de nadie, así que cuesta ponerle etiquetas a la música que hago. Al final viene del jazz, pero tiene mucho de soul, de pop, de música latina y mediterránea, así que básicamente tiene el mercado latino, tanto en España como en Latinoamérica, donde hay un poco más de tradición de estos estilos, aquí no se hace tanto esta mezcla, aunque hay músicos muy interesantes y que la audiencia está cada vez más abierta a recibir propuestas así. Tengo la esperanza de que el jazz sea menos minoritario, a través de una música de calidad, pero que sea honesta y llegue a traspasar esa barrera para llegar a un público más amplio.

Escuchando la canción que da título al disco, 'Mi propia religión', ¿te sientes identificada con la letra, es decir, habla mucho de ti?
Habla mucho de mí todo el disco, todas las historias están basadas en hechos reales y las he vivido. 'Mi propia religión' es una declaración de intenciones e intento explicar cómo soy a nivel humano, que está conectado con mi perfil musical, una cosa va con la otra. De alguna manera animo a luchar por tus objetivos, no dejar que los demás te desmotiven o te digan que no puedes hacer aquello que te apasiona. Hay que creer en uno mismo y no dejarse derrotar. Espero que esta canción llegue con esa energía y ese mensaje positivo, es la temática del disco, que además, al ser el debut, también sirve como presentación. Una cosa chula que está pasando es que hay gente que está empezando a hacer una especie de cover de esta canción, como si fuera su propia religión, es algo que no esperaba y que me hace muy feliz. Las canciones las están haciendo suyas y esa era la idea del proyecto.

¿Cómo se ha podido gestar la producción del disco en estos tiempos de incertidumbre?
Hace mucho tiempo que quería sacar un disco, pero realmente no me sentía preparada para lanzar este proyecto y por eso llevaba diez años en la música sin publicar un álbum con mis canciones. Llegó un momento en el que se unieron la madurez personal con la musical y tener claro qué quería decir y cómo, intentar no darle tantas vueltas y dejar que fluyera todo desde el corazón. Quería sacar el disco en 2020, pero llegó la pandemia y me lo tuve que replantear. Aun así, dije que quería lanzarlo como fuera, el no ya lo tenía y sentía que era el momento. Hice un 'crowdfunding' durante la cuarentena, tuve la suerte de que fue bien y llamé a Oriol Padrós y a Gabriel Peso, que fueron como mi equipo maravilla, los tres mosqueteros. El primero fue productor y el segundo, pianista y arreglista. Primero nos reunimos todos para elegir los temas, después vi con Gabriel los arreglos, para pasar a la grabación que se hizo sin ensayar, con todos los músicos grabando por separado por las medidas de seguridad de la pandemia. Nos queda pendiente que se abra todo un poco más, vuelvan los conciertos y que tengamos apoyo y suerte para presentar el proyecto a la vieja usanza, con los músicos que lo grabaron, en un formato muy cuidado, acústico, y poder llevarlo de gira.

El hecho de que el disco se gestara a través de una campaña de micromecenazgo, ¿te ha hecho sentir un punto mayor de responsabilidad si cabe?
Creo que ya tenía esa responsabilidad. Me da la sensación de que he tenido el apoyo de gente que ha creído en el proyecto sin haber escuchado mucho de mi música y sin apenas conocerme. Han llegado donaciones de muchos lugares del mundo que ni me esperaba, como Nueva Zelanda o los países nórdicos. Todo esto me ha dado responsabilidad, pero también mucha satisfacción que había gente que apostaba por el disco para hacerlo posible. Intento trabajar siempre con el máximo respeto y humildad para poder dar lo mejor de mí misma en cada cosa que hago, especialmente por esos mecenas que se lo merecen todo.

Tu sello está presente en todo el disco, has compuesto los temas y has participado en los arreglos. Parece complicado a una artista tan joven que pueda aportar en todos los campos.
Ya hay una generación de artistas que han sentado un precedente bueno en nuestro país: El Kanka, Rozalén, Vanesa Martín... Gente que lleva muchísimos años realmente dedicándose a la música y haciendo ese trabajo de formarse bien, pisar mucho escenario, tirar de carretera y manta y componer sus temas. Al final, ellos han entendido la música como un oficio, lo han trabajado desde el respeto y la profesionalidad. Para mí han establecido ese perfil de músico de hoy, un 'freelance' que tiene que saber hacer un poco de todo, no solamente componer o tocar, controlar aspectos como la promoción o el marketing.

Para la gente que no te conozca, has tenido una formación extensa en Estados Unidos, con años duros en Boston, alejada de tu familia. Visto ahora con la alegría de haber lanzado el primer disco, ¿das por bien empleado ese sufrimiento?
Lo veo con cariño todo el rato, pero una cosa no quita la otra. Estoy muy agradecida por la experiencia en Estados Unidos, lo que no significa que no haya sido difícil y duro para mí en muchos momentos. Nunca me voy a arrepentir de haber ido. Ahora no estoy viendo demasiado resultado, porque justo estoy empezando, es un poco precipitado decir que he llegado a mi meta. Lo que quiero es seguir trabajando, día a día, poder hacer conciertos y hacer una carrera más o menos estable y sostenible. Siento esto no como una meta, sino como el principio.

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