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Pedaleando desde el sofá

Bravo, Carlos. Bravo. Hace tiempo que no cojo una bicicleta pero si tuviese una a mano, nada más acabar la contrarreloj me hubiese bajado con ella para trazar la Vuelta Ciclista a Madrid, utilizando las referencias de los autobuses urbanos como mis ‘Cadel Evans'. Porque la victoria de este obrero convertido en jefe por sus propios méritos ha demostrado que el ciclismo es un deporte con mayúsculas, un terreno repleto de héroes que se dedican a pedalear cientos de kilómetros para jugarse la gloria en apenas 53. Tiene tela.

Archivado en: Sastre, Tour

Sastre nos ha emocionado con su hazaña. EFE

Don Carlos, que ha pasado de ser obrero a jefe por méritos propios, ha devuelto la sonrisa a un deporte demasiado devaluado

gentedigital.es/Marcos Blanco
26/7/2008 - 22:14

Después de comer, tocaba sofá y mando a distancia. ‘Perico' Delgado (casi tan bueno comentado como escalando), Carlos de Andrés y Óscar Pereiro (enhorabuena por esa nueva vida, paisano) narraban con emoción los prolégomenos de su salida.

El hombre tranquilo no podía perder la compostura. Uno, que tiene tendencia a preguntar, había escuchado que el leganense de nacimiento es un tipo bien normal, y teniendo en cuenta su trayectoria era bien sencillo identificarse con su figura. El ‘coco' Evans salía como una moto. Estudiando otras cronos donde habían coincidido, las posibilidades eran mínimas. Pero el amarillo hace volar y Sastre ofrecía un pedaleo constante, cómodo, alegre...

Ansiosos, aguardábamos el kilómetro 18 para conocer esa primera referencia, una invitación a la euforia o a la resignación. Schumacher se hacía con el mejor tiempo, superando a Cancelara. Evans marcaba 16 segundos más que Menchov en ese primer punto... ¡y Carlos sólo perdía 8 con respecto al australiano! ¡Estaba volando! González Linares, comentarista radiofónico y conocida leyenda del ciclismo español, estaba entusiasmo. La euforia tenía razón de ser.

La demostración física de Alpe D´Huez continuaba camino de Saint-Amand-Montrond. En el kilómetro 36 apenas perdía 23 segundos. Sólo una caída o un desfallecimiento podía hacernos despertar de este sueño. No hubo inoportunos cambios en el guión. Sastre obró el milagro, la gesta. Era difícil, muy difícil, pero también posible. "Su derrota fue mi victoria", señalaba el virtual ganador del Tour acordándose de su cuñado, el ‘Chava' Jiménez.

Sastre es la demostración del deportista que se conoce a sí mismo, que lucha con las armas más naturales que existen: su cuerpo y su mente. El ciclismo, como cualquier ámbito de esta vida, está lleno de tramposos, de personas que tratan de llegar al éxito utilizando atajos prohibidos y estratagemas incomprensibles. Pero Don Carlos ha resucitado al menos por un día a este deporte, que probablemente caiga a los infiernos con nuevos EPOS y ‘chutes sanguíneos'. Como lo hicieron en anteriores ediciones Contador y Pereiro, dos brillantes ganadores por inesperados.

Gracias, estimado Sastre por haberme devuelto las ganas de coger una bicicleta y, aunque no sea tan bien sentado sobre el sillín o tan veloz, recordar que la carretera no sólo es para los coches.

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