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Miriam Al Adib: "Muchas mujeres se pasan toda la vida padeciendo el sexo en lugar de disfrutarlo"

La ginecóloga y obstetra publica un nuevo libro, en el que aborda diferentes cuestiones relacionadas con la sexualidad, desmontando numerosos mitos y tabúes.

Archivado en: entrevistas, cultura, sexualidad, Miriam Al Adib

"Hay una gran confusión entre hipersexualización y libertad sexual; el sexo se está banalizando"

F. Q. Soriano
02/2/2023 - 16:46

Siete de cada diez adolescentes consumen pornografía, un contenido al que acceden por primera vez con 12 años. Un estudio de Save the Children realizado en 2020 ponía en cifras una realidad que se venía intuyendo desde hace años y ante la que muchas voces piden una intervención desde el ámbito educativo. Esa opinión también la comparte la doctora Miriam Al Adib Mendiri, que aborda esta y otras cuestiones relacionadas con la sensibilidad en su nuevo libro: ‘Hablemos de adolescencia... Y de sexo, y de amor, y de respeto, y de mucho más'.

Después de hablar en otros libros de nosotras y de vaginas se ha lanzado a hacerlo de la adolescencia. ¿Cómo definiría este libro?
Es un libro que no es solo para la adolescencia, también para adultos. La educación sexual nos falta también a las personas adultas, tenemos muchos mitos y tabúes inculcados por la cultura que nos atraviesa. Como ginecóloga, veo disfunciones sexuales que tienen su origen en haber empezado mal en la sexualidad durante la adolescencia, como es el caso de los vaginismos, que es una contracción de los músculos que rodean a la vagina y que impide la penetración. Hay mujeres que tardan mucho en venir a consulta y reconocer que sienten dolor en las relaciones sexuales, se pasan toda la vida padeciendo el sexo en lugar de disfrutarlo. Hice el libro para prevenir todo esto y comprender qué le pasa a uno mismo. También hay personas en situación vulnerable con relaciones de pareja muy tóxicas que ni siquiera saben que están siendo víctimas de abusos o maltratadas, lo han normalizado por el mito mal entendido del amor romántico, dando lugar a una forma de relación en pareja que genera mucho sufrimiento. Si todo esto se trata y lo entendemos desde el comienzo, podemos empezar bien nuestra vida sexual, que comienza a fraguarse en la adolescencia; muchas personas jóvenes están normalizando dinámicas de pareja que no son saludables y eso puede generar una tendencia a relacionarse siempre así. En el libro hay una parte de prevención más relacionada con el ámbito físico, como los embarazos no deseados o infecciones de transmisión sexual, pero por supuesto también hay otra parte para prevenir disfunciones sexuales y problemas mentales que derivan de una mala comprensión de lo que es la sexualidad humana.

En este libro invita a adolescentes y adultos a revisar mitos y tabúes de nuestra cultura. ¿Cuáles son, a su juicio, los que más peso tienen en nuestra sociedad?
Hay muchos, tanto en lo que se refiere a las relaciones románticas, como al ciclo hormonal femenino y la menstruación o en las diferentes sexualidades... Todo está lleno de mitos y tabúes. Me he encontrado casos de gente que, después de tener una relación, se le ha quedado un preservativo dentro de la vagina y no saben sacarlo; si conoces tu anatomía, esa situación angustiosa no se daría.

Defiende que la educación sexual es, ante todo, protección de los derechos humanos. ¿Considera que hemos dejado de lado una apreciación que parece básica?
Durante toda la historia reciente de la Humanidad siempre ha habido mitos y tabúes en relación al sexo, esto es nada nuevo. Lo que sí se está dando ahora es la confusión entre hipersexualización con libertad sexual, el nuevo mito del sexo pasa por ahí: se está banalizando el sexo, los vínculos, se trata el sexo como mera gimnasia y en un territorio muy superficial, asumiendo unos estereotipos. Nos creemos muy libres porque nos podemos acostar con cualquiera, ya no tenemos que esperar hasta el matrimonio como les ocurría a nuestras abuelas. Pero esa hipersexualización, donde la persona piensa que su atractivo está en su valía sexual, genera mucha frustración, sobre todo a partir de la imagen que se traslada en redes sociales, con una mayor cosificación de los cuerpos.

Hace años, la sexualidad era sinónimo de reproducción, ahora es sinónimo de placer, pero tanto antes como ahora hay algo que no ha cambiado: esa visión estereotipada de las relaciones donde la mujer tiene el rol pasivo y el hombre el papel activo. Por eso antes el modelo ideal de mujer era el de casta, que se mantenía virgen hasta el matrimonio y después le daba hijos al varón; ahora somos objetos de placer, con un modelo de mujer lineal e hipersexualizada, que se mantiene siempre igual de atractiva en todas las etapas de su vida y que está al servicio del placer. El mundo de la cosmética y la moda viven de todos los productos que se ofrecen para estar más atractivas con 50 años que con 20, como si fuéramos Madonna. La cultura del porno no ayuda. Los jóvenes lo consumen desde muy pronto y ven que las mujeres son receptáculos, que es el colmo de la cosificación. La educación sexual es muy mecanicista, se centra en hablar de la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de los embarazos no deseados, pero no se habla de la parte positiva del sexo, de los vínculos, del placer, del amor, del respeto... Al final la curiosidad que tienen los jóvenes, si no se ve colmada, les lleva a recurrir a internet, donde está todo dinamitado de hipersexualización y pornografía, lo que genera relaciones poco saludables. Además, en la consulta veo a muchas mujeres que tienen problemas con el sexo, de todos los colores, muchas no se sienten a gusto con sus genitales porque no son como los que salen en una película pornográfica. Cada vez hay más mujeres jóvenes que recurren a la labioplastia para disminuir o modificar sus labios vaginales. Por otro lado, los chicos, bajo este modelo, tampoco salen bien parados, o bien utilizan a la chica sin importarles que ellas obtengan placer o bien se sienten muy responsables, como si dependiera exclusivamente de ellos, y eso genera mucha ansiedad.

Seguimos hablando de Internet. Se suele hablar del daño que causa el porno entre los jóvenes y que, en muchas ocasiones, se convierte en la única herramienta de educación sexual. ¿Qué cauces se pueden poner en este sentido?
Todo esto se contrarresta con educación sexual. Cuando son más pequeños se puede optar por un control parental en los dispositivos, pero cuando tienen cierta edad es más necesaria, si cabe, la educación sexual para que se les explique que la realidad sexual no tiene nada que ver con el porno e incluso con las películas de cine romántico.

Dedica un capítulo a las drogas, el sexo y la sumisión química. ¿Qué pautas se le debe dar un adolescente para que tenga en cuenta los riesgos existentes?
Básicamente hay que conocer la realidad de las drogas, cómo afectan al cuerpo. No se trata de incidir en que eso es malo, sino que realmente comprendan el daño que hace todo esto. Sobre la sumisión química es bueno que sepan que eso existe y que no se topen con ese peligro. No tendríamos que estar así, pero mientras la sociedad cambia, las mujeres debemos protegernos de situaciones que nos colocan en un punto de vulnerabilidad. Conocer la realidad te protege. Los adolescentes están más desprotegidos, tienen menos herramientas que los adultos pero son el reflejo de la sociedad que somos.

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Proyecto profesional en crecimiento:

‘Hablemos de adolescencia’ es el cuarto libro que publica la doctora Miriam Al Adib, quien además de esta actividad divulgativa ejerce como ginecóloga y obstetra en las Clínicas MiriamGine, un centro que ella mismo fundó y que en la actualidad cuenta con sedes en Almendralejo, Marbella y Madrid (C/Hermosilla, 124).

Por tercer año consecutivo, la doctora almendralejense ha sido galardonada en los premios Doctoralia Award, dentro de la categoría de Ginecología y Obstetricia.

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