La Diócesis de Tarazona cuenta con una nueva comunidad de la Congregación de Marta y María
La Diócesis de Tarazona cuenta con una nueva comunidad de la Congregación Apostólica de Marta y María, que reside en la localidad de Bisimbre, en la Casa de las Marías de Betania. Las hermanas se van a dedicar a la oración y a la contemplación.
19/1/2020 - 09:30
ZARAGOZA, 19 (EUROPA PRESS)
La Diócesis de Tarazona cuenta con una nueva comunidad de la Congregación Apostólica de Marta y María, que reside en la localidad de Bisimbre, en la Casa de las Marías de Betania. Las hermanas se van a dedicar a la oración y a la contemplación.
El obispo de Tarazona, moseñor Eusebio Hernández Sola, ha presidido esta semana la apertura y bendición de la Casa de las Marías de Betania, junto a la Superiora General de la Congregación, la madre Ángela Eugenia Silva Sánchez.
El prelado ha subrayado que la vida contemplativa "no es un fin para llegar a Dios, sino un medio", mientras que la Madre General de la Congregación, Ángela Eugenia Silva Sánchez, ha dicho que la nueva comunidad es un "pararrayos". El alcalde de Bisimbre, Pedro Antonio Royo, ha participado en la celebración junto a un gran número de vecinos.
La Delegación de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Tarazona ha explicado que la Congregación Apostólica de Marta y María tiene una extensa relación con la Diócesis de Tarazona, ya que las residencias sacerdotales de Tarazona y Calatayud son atendidas por las monjas de la orden que se dedican a la acción apostólica de servir a los hermanos.
La rama masculina, los Misioneros de Betania, tuvo su casa de formación en Bisimbre, en las instalaciones donde ahora van a estar las Hermanas de María.
LA CONGREGACIÓN APOSTÓLICA MARTA Y MARÍA
La Congregación Apostólica Marta y María fue fundada por Monseñor Miguel Ángel García Aráuz y la Madre Ángela Eugenia Silva Sánchez, en 1979 en la Diócesis de Jalapa (Guatemala).
Los fundadores quisieron distinguirla con el nombre de Marta y María, las hermanas de Lázaro, según narran los Evangelios, para señalar los dos principios que rigen sus vidas: la contemplación de los misterios divinos y la acción apostólica en el servicio generoso y desinteresado a los hermanos.