Archivado en: Tenis, Rafa Nadal
Me gusta la foto que Rafa Nadal ha puesto en su perfil de Facebook, donde cuenta ya con más de dos millones de seguidores. Aparece en un puerto deportivo, lejos quizá de una pista de tenis. No empuña una raqueta.
"We can be heroes, just for one day", cantaba David Bowie nueve años antes de que naciera Nadal. Caigo en la cuenta de que estoy tatarareando el estribillo de esta canción del camaleónico duque londinense después de leer el magnífico blog de Javi Martínez. Releo su entrada y encuentro este párrafo:
"Resurgirá, seguramente, la tendencia al catastrofismo, para situar al segundo mejor tenista del momento como una figura del pasado. Necesitamos héroes, más aún en los momentos caninos por los que pasa esta profesión, y en caso de que aquellos que dieron tantas golosas portadas no respondan a la etiqueta que durante tanto tiempo se labraron será legítimo proceder a su lenta dilapidación, sin que de nada sirvan los méritos contraídos, aun a riesgo de que en tan sólo unos meses, tal vez unas semanas, esos juicios puedan ser engullidos por la realidad".
Ojalá la realidad engulla pronto a los agoreros. Ojalá Nadal se recobre pronto y continúe ganando torneos. Ojalá juegue muchas temporadas. Dentro de diez o quince años añoraremos mucho estos años que nos está brindando. Su ejemplar comportamiento fuera y dentro de las pistas, además de su juego, ha provocado que nos apropiemos de sus victorias, que las vivamos con una alegría singular (como cuando gana nuestro equipo de toda la vida).
Quizá ahora más que nunca necesitamos "héroes" planetarios, celebérrimos. Pero no conviene olvidar que en este mundo nuestro abundan —seguro que sí— los héroes cotidianos, anónimos, que ni disfrutan ni padecen los quince minutos de fama proclamados por Warhol. Podemos encontrarlos en cualquier lugar donde alguien sufre, arrimando el hombro.
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Publicado el 26 de enero de 2010 a las 16:15.
