La recomendación de la semana: La torre de los siete jorobados
Archivado en: La torre de los siete jorobados, Edgar Neville, Charles Chaplin, Metro Goldwyn Mayer
Año 1944, no quiero ni pensar la situación en la que se debía de encontrar España sólo cinco años después de la guerra, pero seguro que fatal en todos los aspectos. ¡Imaginaros nuestro cine! debía ser un gran agujero negro. Censura total, post guerra, falta absoluta de medios o imaginación, un público deprimido y sin dinero, osea, prácticamente nada. Pero en medio de este desolador panorama un hombre llamado Edgar Neville dirige La torre de los siete jorobados. La luz al final del túnel.
Es la primera vez que hablo de una peli española en esta sección y creí adecuado recordar esta obra maestra algo olvidada hoy en día. Y no solo por su excelente calidad, sino por las insólitas características, tanto temáticas como técnicas, que posee el film. Nunca en España se había hecho una peli similar y se tardarían años (quizá décadas) en hacerse algo parecido.
Es siniestra, gótica y expresionista. Es una mezcla de géneros, policíaco, negro, misterio y comedia. Pero lo más destacable son los elementos sobrenaturales, es una obra totalmente fantástica, quizá la primera de la historia de nuestro cine, donde podemos ver fantasmas, hipnotizadores y malvados clanes de jorobados.
Para entender los comos y porques de una producción tan original como ésta hay que conocer bien la figura y vida de su director.
Edgar Neville nació en Madrid a la vez que nacía el siglo XX. Estudió derecho pero siempre quiso hacer teatro. Hizo todo tipo de arte, pintura, novela, poesía, cine y sobretodo teatro.
Fue amigo de muchas de las personalidades más importantes de la cultura Española de época como Lorca, Dalí, Buñuel, Ortega y Gassete o Manuel de Falla.
Viajó por todo el mundo y trabajó como diplomático en Roma, Marruecos, Londres, Washington y Los Ángeles. En este último destino fue donde se zambulló en el mundillo de Hollywood y acabó trabajando de guionista para la Metro Goldwyn Mayer. A la vez entablo una gran amistad con Charles Chaplin quien le regaló un pequeño papel en la mítica Luces de ciudad.
Durante la Guerra Civil trabajó como documentalista de guerra del lado nacional. Quizá por su aproximación al régimen ha quedado algo olvidado como un gran y polifacético artista, clave en la historia de la cultura española. Al igual que esta obra, pues no se explica que La torre de los siete jorobados nunca esté considerada como una de las mejores películas de la historia de nuestro cine.
La trama se desarrolla a finales del siglo XIX en Madrid. Los escenarios son La Latina, los alrededores de la Plaza Mayor, etc. Lugares ideales para crear un submundo de extraños personajes, intrigas y apariciones del más allá. Un joven sin blanca se juega su último duro en la ruleta, entonces aparece un fantasma que le indica que número va a salir. A cambio le pide que proteja a su sobrina de un malvado clan de jorobados.
Menuda historia ¿eh? Desde luego muy distinto a todo lo que se hacía en la época. La trama no decae y la acción avanza creando gran interés al descubrirnos un mundo sombrío y tenebroso en el subsuelo de Madrid.
En ningún momento pierde el sentido del humor, un humor muy negro que es fundamental en la película. Hay una curiosísima escena en la que aparece... ¡¿Napoleón!?
De verdad, vais a alucinar cuando la veáis, es realmente única, sorprendente e innovadora. No os vais a creer que un tipo, en la España del 44, se le ocurriese rodar esta fantástica historia.
Publicado el 22 de abril de 2010 a las 15:30.