Recortes sin final
Todos podemos estar de acuerdo que España vivió un crecimiento ficticio gracias a la construcción y que generó un sistema de vida muy por encima de las posibilidades reales del país. Como se harta a decir Mariano Rajoy “gastamos lo que no teníamos y ahora hay que pagar la fiesta”. Vale, de acuerdo. Con esas promesas de moderación en el gasto y de creación de empleo, el PP barrió del mapa al PSOE en las elecciones del 20-N. Parecía claro que el partido que tan pronto vio la crisis y que tanto dio la turra con que Zapatero no sólo no la vio sino que siguió gastando como si no hubiera crisis, enderezaría el rumbo de este país y más con esa confianza tan mayoritaria dada por los españoles. Decían que sabían todo lo que había que hacer para salir de la crisis y criticaban sin piedad a Zapatero cuando congelaba las pensiones (sólo subían las mínimas), subía el IVA o bajaba el sueldo a los funcionarios hasta un 15% según su sueldo. Es verdad, la herencia es mala, pero se esperaba mucho más de quienes ya en 2008 vieron la gravedad de una crisis que apenas apuntaba y que en los años siguientes -2009, 2010 y 2011- siguieron con el mismo recurso de descalificación al Gobierno de España. Se esperaban medidas duras para encarrilar la difícil situación... ¡y vaya si las ha habido! Hemos tenido de todo: subida del IRPF y del IBI, congelación del sueldo de los funcionarios con 2,5 horas más de trabajo a la semana, recortes en sanidad y en educación, pago de los medicamentos, aumento de las tasas universitarias, una reforma laboral muy dura,... y en julio se anuncia subida del IVA al 21%, más reducción de trabajadores en la administración, recortes en los municipios, perdida de la extra de Navidad de los funcionarios, aumento de los impuestos sobre el tabaco... y hasta se rebaja las prestación del paro a partir del séptimo mes al pasar del 60% al 50% de la cotización. Pero lo grave del asunto es que el Gobierno de Rajoy ha perdido la confianza de los ciudadanos. Quizá se hubiera entendido un plan de ajuste duro en enero, aunque incluyera gran parte de estas medidas. Pero aprobar unos ajustes el 30 de diciembre, otros en enero, más recortes en febrero,... dejar los Presupuestos Generales del Estado para finales de marzo para no perjudicar al PP en las elecciones andaluzas y seguir recortando cada ‘viernes de dolor’ una vez hechos públicos los presupuestos de 2012 es un auténtico desastre que sólo genera incertidumbre, más paro, menos actividad económica y una interminable cadena de protestas sociales que convierten a Rajoy en el presidente que ha provocado más movilización social de la historia en ¡¡¡6 meses de gobierno!!! Así, sus presupuestos nacen ‘muertos’ porque hay que ‘corregirlos’ nada más aprobarlos. Está bien ajustar gastos a ingresos, pero de una vez, no que nos vuelva locos esperando a ver por dónde va a llegar el ‘susto’ cada semana. Ya está bien. La herencia ha sido mala, pero repite los errores que tanto criticó a ZP. Esperemos que sea el último ‘ajuste’ y que, al fin, acierte.
Publicado el 13 de julio de 2012 a las 10:00.