Tres temporadas después, el Real Madrid jugará este sábado en uno de los campos con más solera de toda la Primera División. El Benito Villamarín vuelve a ser testigo de un Betis-Real Madrid, un encuentro que entre finales de los noventa y comienzos de la década de los 2000 fue sinónimo de goles, espetáculo e incluso sorpresas en forma de triunfo verdiblanco.
El parón liguero por los partidos de las selecciones suele ser aprovechado por los entrenadores para cubrir las vacantes de los internacionales dando una oportunidad a varios canteranos. Esta semana esa suerte cayó del lado de Enzo, un interior izquierdo que juega en el Juvenil C del Real Madrid. Hasta aquí, todo normal. El problema surge cuando se descubre que el chaval se apellida Zidane y que nada más salir del entrenamiento la gente sólo se limita a preguntar por las similitudes con su antecesor.
Esto iba a servir de inspiración para escribir un post, pero he caído en la cuenta de que ya hice algo parecido meses atrás, así que para no ser redundante y hacerles perder el tiempo dejo un enlace a dicho post:
La ausencia de Liga este fin de semana ha dado para que algunos descubran las enormes cualidades futbolísticas de un canterano madridista llamado Enzo. Hasta aquí nada sería extraño sino fuera porque este joven es hijo del gran Zidane. Como era previsible, al chaval no han tardado en colocarle unas expectativas tan altas que harían fracasar al 90% de los mortales.
Sólo estuvo cinco temporadas en el Real Madrid, pero la huella que dejó Zidane en el Bernabéu es muy profunda. Bueno, también en la selección francesa. Esta añoranza de Zizou ha llevado a pensar a que Enzo, su primogénito, será su heredero natural dentro de unos años tanto en el equipo merengue como en el combinado 'bleu'. Bastan un par de vídeos de 'Youtube' para comprobar que todos estos halagos hacia el joven no son falsos, pero hay que tener mesura antes de hablar de un futuro crack mundial.
Como reza el cartel colocado a la entrada del bloque número 4 del campo de Auschwitz I, quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Por eso, quiero recordar casos como el de Jordi Cruyff, un jugador por el que un día se enfrentaron la federación española y la holandesa para que el hijo de Johan vistiera una u otra camiseta. Al final, Jordi acabó hundiéndose ante la presión del apellido que lucía en su camiseta. Ni en el Barça, ni en el United se le valoró por sus prestaciones como Jordi sino por no llegar a ser como Cruyff.
Otro caso más reciente es el de Adrián González y Míchel. En las categorías inferiores del Madrid se apostaba fuerte por este centrocampista zurdo pero luego no tuvieron muchos problemas para venderle al Getafe. Allí se le exigía un poco más por ser hijo del entrenador y por el listón tan alto que dejó su padre.
Son sólo algunos ejemplos que sirven para corroborar que a Enzo hay que darle tiempo, dejarle que madure y que se haga futbolista. Si el día de mañana llega a la élite, bienvenido sea, pero nunca hay que perder de vista que Zidane sólo ha habido uno, aunque éste fuera su padre.
Han pasado casi cuatro años pero es una de las imágenes del Mundial de 2006 y de todas las ediciones de la Copa del Mundo. Zidane veía la tarjeta roja tras propinar un cabezazo al defensa italiano Materazzi. El astro francés se encaminaba a los vestuarios. La Copa del Mundo quedaba a sus espaldas, no era una burla del destino. El mundo al revés, Zidane expulsado y Materazzi interpretando el papel de víctima y no el de agresor. El último partido oficial de Zizou dejó un sabor agridulce a todos aquellos que algún día idolatramos en futbolista que representó como nadie la elegancia.
"Pido excusas a todo el mundo del fútbol, pero no a Materazzi. Sería un deshonor, prefiero morir". Así de rotundo se ha mostrado el ex jugador del Real Madrid en una entrevista a un medio italiano quien afirma que "en aquella época mi madre estaba hospitalizada, no atravesaba un buen periodo, aunque nadie lo ha sabido hasta ahora. Otras veces me insultaron y no reaccioné de ninguna forma, pero en esa ocasión no lo pude soportar y pasó lo que pasó. Si me hubiera pasado aquel incidente con Kaká, que es chico bueno y normal, le habría pedido perdón, pero con éste... Sería una falta de respeto tanto a mí mismo como a los que me quieren".
"Nunca me perdonaré el haber acabado mi carrera futbolística precisamente con ese gesto, pero no puedo pedir perdón y admitir que lo que sucedió fue una cosa normal". Deportivamente no serán un ejemplo para los niños, pero estas declaraciones hablan de la humanismo de Zidane quien en el último episodio de su carrera, con la experiencia de anteriores agresiones con la Juventus y con la selección, volvió a caer en la trampa. Los insultos debieron ser muy graves, sobre todo viniendo de un tipo que es capaz de dejar auténticas 'perlas' como éstas:
Sea como fuere, la agresión de Zidane a Materazzi dio para mucho, desde videojuegos hasta canciones como la del siguiente vídeo. Como he dicho anteriormente no es un capítulo ejemplar, pero yo sí entiendo a Zidane, quien no lo haga tal vez es que no tiene sentimientos o no ha estado nunca en un terreno de juego:
9 de julio de 2006. Estadio Olímpico de Berlín. Final de la Copa del Mundo entre Italia y Francia. Corría el minuto 110 de partido y las cámaras se giraban hacia Zinedine Zidane. No, no había hecho un control prodigioso, ni había conectado una volea preciosa...nada de eso. Acababa de agredir al polémico zaguero italiano Marco Materazzi. Era su último partido en activo y su expulsión era la despedida inmerecida de uno de los grandes jugadores de la historia.
Han pasado dos años desde este partido. En esa final, Zidane dejó detalles de fútbol mayúsculos, pero todo quedó ensombrecido por el cabezazo a Materazzi. 24 meses después de su marcha, no se atisba un jugador en todo el 'planeta fútbol' que nos deje ese trato delicioso del balón, esos controles imposibles, esos pases milimétricos...Zidane nos dejó húerfanos del buen fútbol.
Maradona dijo de él, que si hubiese sido más pequeño se habría encumbrado como el mejor jugador de todos los tiempos. No lo sé. Lo que si que tengo claro es que llegó a España con 29 años, después de sufrir durante muchas temporadas el rigor táctico del Calcio. Si se hubiera vestido de blanco unos años antes habría ganado el Balón de Oro temporada tras temporada.
En Madrid le echamos de menos, pero en Francia ya se ha convertido en una cuestión de índole nacional. 'Les Bleus' pasaron muchos apuros en la fase de clasificación para esta Eurocopa y en Austria y Suiza sólo fueron capaces de anotar un gol en tres partidos. Domenech y toda Francia reza porque vuelva a salir un jugador como él. Mientras esto sucede sólo nos queda tirar de videoteca y disfrutar. Merci Zidane.
Publicado el 9 de julio de 2008 a las 20:00.
Francisco Quirós
De punta en blancoes un blog escrito por Francisco Quirós Soriano (Ávila, 1982), responsable de la sección de Deportes del semanario 'Gente'. Esta bitácora pretende ser un punto de encuentro para para los seguidores del Real Madrid y del fútbol en general. Bienvenid@