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Da grima que cada vez que hay que hablar o escribir de toros, hay que hablar o escribir inexorablemente de política. Ha sido a raíz de la desdichada decisión del parlamento catalán para con los toros cuando se han mezclado los toros y la política cuando jamás ha sido así. Da verdadero asquito la situación, así es que prometo que esta será la última vez que tocamos el tema.
No ha mucho que los socialistas andaluces se proclamaron taurinos y defensores de la fiesta nacional. El miércoles 6 de octubre se debatió en el Senado una propuesta del partido popular para declarar los toros Bien de Interés Cultural . Es cierto que no hubiera hecho falta llegar al Senado para tal declaración; bastaría simplemente que el gobierno socialista decidiera declararlo así. Pero por si quedaban dudas, los socialistas amantes de los toros votaron en contra de tal proposición. En el Senado, el PP tiene mayoría y hubiera sido suficiente con que los senadores de las provincias andaluzas hubieran apoyado la moción para que hubiera salido adelante, pero aquí tampoco hubo libertad de voto, sino borreguez u obediencia pesebrera. O sea, los socialistas nos han vuelto a engañar; los amantes de los toros votan contra los toros porque este gobierno lo quiere así. Días pasados los toreros se reunieron con la señora ministra de cultura no sé muy bien para qué, pues declarar los toros BIC es independiente del ministerio en que se encuentren encuadrados y por ahora, en Interior están bien. La señora ministra, como buena socialista de pesebre tampoco se definió y propuso crear una comisión - ¿de expertos?- para su estudio. Ya sabemos que las comisiones se crean para dos cosas: para alargar la comunicación de decisiones ya tomadas pero que sería políticamente incorrecto darlas a conocer de inmediato, y para que los políticos comisionados cobren las correspondiente dietas de asistencia. O sea, que la señora ministra les toreó con una larga cambiada y todos felices. Sería conveniente una declaración pública del gobierno socialista contra los toros para así quedar desenmascarados y que quede suficientemente clara su postura para todos; mientras esto no sea así nuestros gobernantes serán mentirosos, falaces, farsantes, mendaces, troleros, tramposos, cuentistas, araneros, patrañeros y embusteros. Para blindar los toros no queda ya más que la apelación al Tribunal Constitucional... eso, o cambiar de gobierno.
Publicado el 8 de octubre de 2010 a las 17:15.