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El insolidario

Los relatos más bellos del mundo (II)

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Los relatos más bellos del mundo

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            (viene del asiento del 14 de diciembre de 2018)

          A los compiladores de Los relatos más bellos del mundo, supongo que algún responsable anónimo de Selecciones del Reader’s Digest aunque su nombre no figura ni por el forro, debió parecerles obligado que la primera de las piezas reunidas bajo el segundo epígrafe -Investigación y delincuencia- estuviese protagonizada por Sherlock Holmes. Pero me parece excesivo que el detective consultor -como tal se nos presenta en Estudio en escarlata, su primera entrega- comience con sus deducciones desde las primeras líneas, apenas irrumpe en casa de Watson cuando el doctor ya da cuenta de la última pipa luego de una larga jornada de trabajo.

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Publicado el 10 de enero de 2019 a las 05:15.

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Un recuerdo del Thick as a Brick

Archivado en: Miscelánea, Jethro Tull, Rock

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            En la actualidad, mi banda sonora -por así llamar a la música que me acompaña en la actividad diaria que no requiere concentración- es jazz moderno. Es decir, jazz de los años 50 del amado siglo XX, que no contemporáneo. De la contemporaneidad sólo me interesan las nuevas tecnologías. Puesto a escuchar música, voy del bop de Nueva York al cool de San Francisco. Así, en esa suerte de viaje que me lleva desde la costa este a la oeste, encuentro ese confort y ese relax que ahora pido a la música.

            La exaltación, la euforia y la subversión que buscaba en el rock sólo son un recuerdo. El rock en su concepción más amplia, desde el rock & roll seminal de Gene Vicent hasta el punk militante de The Clash, desde el rock sinfónico de King Crimson a la psicodelia de los primeros Pink Floyd, es un recuerdo: memoria de una forma de vida a la que me di, un culto que profesé con devoción durante cuarenta años... Algo muy arraigado en lo más íntimo de mi ser, algo de lo que carece por completo el jazz que escucho ahora, nada más que un transporte para el relax, un confortable vuelo de costa a costa.

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Publicado el 22 de diciembre de 2018 a las 12:15.

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Los relatos más bellos del mundo (I)

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Los relatos más bellos del mundo

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            Entre los muchos recuerdos que guardo de mi madre, todos ellos entrañables, destaca el de verla leyendo Selecciones del Reader's Digest con sus gafas bifocales. Más aún, si tengo en la alta estima que tengo tan veterana revista es por lo mucho que le gustaba a ella. Pero también por un par de libros, una colección de discos y el primer tocadiscos que su afición a Selecciones, como se conoce la edición española, llevó a nuestra casa. Incluido todo ello entre las ofertas a sus lectores de la publicación, en la colección de discos, Gran carrusel de melodías mundiales se titulaba, escuché por primera vez Enamorándose de nuevo, la triste canción de El ángel azul (Josef von Stenrberg, 1930), y La marsellesa, el himno francés.

            En la primera toma de contacto, la música es más fácil. De modo que los libros tuvieron que esperar. En aquel tiempo, hace más de cincuenta años, sólo leía las aventuras de Tintín, los queridísimos tebeos y algunas novelas de Enid Blyton. Aun así, las dos antologías de Selecciones, pues de eso se trataba, llamaron poderosamente mi atención. Me cautivaron por sus títulos -Joyas del cuento norteamericano y Los relatos más bellos del mundo- y durante años me juré que habría de leerlos cuando fuera mayor.

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Publicado el 14 de diciembre de 2018 a las 11:15.

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Un mito de la novela del amado siglo XX (II)

Archivado en: Cuaderno de lecturas, El cuarteto de Alejandría, Balthazar

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            Suele creerse, al menos yo lo hacía, que cada una de las novelas integrantes de El cuarteto de Alejandría nos propone una visión de los hechos contados en la primera entrega -Justine- desde una subjetividad diferente. En la nota preliminar a Balthazar, el segundo título de la tetralogía, Durrell sostiene que, más que a esos diversos puntos de vista, la diferencia obedece a "los tres lados del espacio". Dicho de otra manera, a las tres dimensiones de las cosas tangibles. Pero ¿qué alto?, ¿qué largo y qué ancho tienen los recuerdos? Porque, de eso sí que no hay duda, El cuarteto de Alejandría es la evocación de una ciudad "nunca olvidada" y los compañeros de la bohemia -le cénacle (el cenáculo) que los llamaba Capodistra- que vivió en ella el narrador cuando la convirtió en un mito. No quisiera que se me malinterpretase -soy un rendido admirador de la propuesta-, pero eso de las dimensiones me resulta retórica.

 

            Para alguien que tenga en menos estima que yo estas novelas, dicha retórica bien podría ser petulancia. En esa misma nota del comienzo, Durrell se desmarca de Proust y de Joyce, "pues a mi entender sus métodos ilustran la noción de duración de Bergson, no la relación espacio-tiempo". Aunque para mí El cuarteto es parangonable con En busca del tiempo perdido -obedece a un ejercicio de la memoria tan encomiable como el de Proust- lo cierto es que el lugar que ocupa en la historia de la novelística es muy inferior al ocupado por En busca del tiempo perdido de Joyce y su Ulises. De hecho, pasado ya el entusiasmo con que se leía a Durrell en la España de los 80 -aunque la primera edición patria es de 1970-, la historia de la literatura sólo se detiene en Justine.

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Publicado el 29 de noviembre de 2018 a las 10:30.

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Veo fisuras en la nueva narrativa televisiva

Archivado en: Series de televisión

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            Ya remiso el entusiasmo con el que descubrí hace un par de otoños la nueva narrativa televisiva, comienzo a darme cuenta de que no todo es excelencia en esa eclosión de las series a la que asistimos.

 

            A finales del verano de 2016, mi libro sobre David Lynch y una suscripción a Netflix me llevaron a una televisión que comenzó a gestarse en Twin Peaks (Mark Frost y David Lynch, 1990) y alcanzó su máximo apogeo en las plataformas de streaming. Un camino que discurrió por propuestas como Doctor en Alaska (Joshua Brand y John Falsey, 1990-1995), Ally McBeal (David E. Kelley, 1997-2002), Buffy, cazavampiros (Joss Whedon, 1997-2003) y el resto de las series que, aún dentro de la televisión del amado siglo XX, por su singularidad y por su calidad ya apuntaban a la textura de la televisión del siglo XXI.

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Publicado el 22 de noviembre de 2018 a las 18:30.

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El niño vuelve al tren eléctrico (unos apuntes sobre "Al otro lado del viento")

Archivado en: Inéditos cine, sobre "Al otro lado del viento"

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            La primera noticia que tuve de Al otro lado del viento (2018), la entonces película inacabada de Orson Welles, ahora su última cinta póstuma, fueron unas fotos de su rodaje tomadas por José María Castellví, su responsable de la fotografía fija. La filmación, con los naturales problemas de producción que agobiaron al Welles último, se prolongó entre 1970 y 1976. En algún momento de aquellos años, Castellví -quien no tardaría en convertirse en una de las cámaras señeras del destape español- tomó una instantánea de John Huston abrazando a Welles, señalando algo que había delante de los dos cineastas. A comienzos de los años 80, descubrí aquella imagen publicada en un reportaje en El País y me cautivó.

 

            Habiendo retratado a María José Cantudo, Amparo Muñoz, Loreta Tovar y otras "mujeres de rostros como estrellas y cuerpos ondulantes como las olas", que se decía en la solapa de su libro Actrices para España (Ediciones Actuales S.A., 1977), las fotos de Castellví me eran conocidas desde la adolescencia. En ellas admiré aquellos cuerpos gloriosos, descubiertos en todo su esplendor en las páginas de revistas como Fotogramas e Interviú. Aquellos retratos, ya obraban en el acervo de mis estampas favoritas cuando aquel de Huston y Welles, en un orden de cosas bien distinto -tan próximo a la leyenda como ajeno a la sicalipsis- me habló por primera vez de Al otro lado del viento.

 

            Corría 1984 cuando el propio Castellví dirigió su primera y única película, Poppers, y yo fui contratado como auxiliar de montaje. Apenas le conocí, le hablé de la impresión que me causó aquel retrato suyo de Huston y Welles. Tan mitómano como yo mismo, le hizo gracia mi fijación con aquel cliché, mi admiración por las actrices y mi afición a la fotografía. De modo que una tarde me invitó a su casa, para enseñarme el original, unos textos autógrafos de Welles que guardaba del rodaje y para que yo le retratase a él junto a Taida Urruzola, una de las intérpretes más destacadas de la pantalla de aquellos años.

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Publicado el 7 de noviembre de 2018 a las 08:45.

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Un mito de la novela del amado siglo XX (I)

Archivado en: Cuaderno de lecturas, El cuarteto de Alejandría, Justine

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            A diferencia de las películas, que si me cautivan las suelo ver varias veces, sólo ha habido dos novelas que lo hayan hecho hasta el punto de volverlas a leer: Yonqui (1953) de William S. Burroughs y Justine de Lawrence Durrell (1957). Regresé al primero de estos títulos por un motivo que no viene al caso. En cuanto a esa primera entrega de El cuarteto de Alejandría que es Justine, ha sido el recuerdo de su calidad literaria, el convencimiento de no haberla apreciado debidamente en su primera lectura, mediados los años 80, cuando era uno de los libros de la época, lo que me ha llevado de nuevo al texto.

 

            Se dice que el protagonista de la historia es la ciudad -junto con Tánger, la más cosmopolita del norte de África-, pero, en este primer volumen de la tetralogía, como el propio título indica, la protagonista es Justine, Justine Hosnani, la más cautivadora de sus vecinas. Al menos entre la colonia de extranjeros integrada por diplomáticos como Georges Pombal -compañero de apartamento del narrador-, artistas como Melissa Artemis -cantante de cabaret y ocasional prostituta-, escritores como Darley -el narrador, amante de Melissa y fascinado con Justine- y ociosos inmensamente ricos como Nessin Hosnani -un financiero egipcio, copto el marido de Justine-... Una tropa inmersa en "una atmósfera de desarraigo y fracaso", que se me antoja muy semejante a la formada en Tánger por los beats al socaire de la hospitalidad de Paul Bowles.

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Publicado el 24 de octubre de 2018 a las 23:45.

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Volver a Patricia Highsmith

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Patricia Highsmith

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            Un reciente visionado de Las dos caras de enero (Hossein Amini, 2014) me ha devuelto al universo de mi admirada Patricia Highsmith. Hay dos cuestiones a las que vengo dándole vueltas desde entonces.

 

            El primero de esos asuntos es la superficialidad con la que, desde ciertos sectores de la nueva sensibilidad frente a la literatura policiaca, se incluye a Highsmith en el mismo paquete que a Agatha Christie, Ruth Rendell, P. D. James y el resto de las autoras del género que, según sus colegas más recientes, se vieron obligadas a escribir como hombres porque la literatura escrita por mujeres no era tenida en cuenta por los prejuicios seculares que obraron contra el sexo femenino. Hace poco tuve oportunidad de entrevistar a la italiana Antonella Lattanzi y eso precisamente fue lo que me dijo. Una de las autoras más celebradas de esta nueva edición de Getafe Negro se expresó en términos muy parecidos.

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Publicado el 18 de octubre de 2018 a las 15:30.

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Dos recuerdos de mi bohemia

Archivado en: Miscelánea

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            Creo que vi a Ceesepe por última vez en diciembre de 2001, en la inauguración de la retrospectiva que dedicó a El Hortelano el Conde Duque. Ya tenía esa forma de recuerdo que tienen las personas que otrora se trataron con regularidad y luego se dejaron de ver, para volver a encontrarlas fugazmente al cabo de los años. Había pasado toda una década desde que lo traté con más frecuencia en La Mala Fama, el Cuatro Rosas y el resto de los bares al uso en el Madrid finisecular.

 

            Sí señor, aquel Ceesepe postrero ya tenía forma de recuerdo. Un recuerdo tan bueno como el que guardo de aquel cartel que pintó para la revista El canto de la tripulación, el último original suyo que vi. Colgaba en una de las paredes del Travelling de la calle del Olivar, donde me cogí tantas curdas.

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Publicado el 18 de septiembre de 2018 a las 08:30.

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Una obra maestra de Cothias y Juillard (y II)

Archivado en: Cuaderno de lecturas, "Pluma al viento", de Patrick Cothias y André Juillard

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(viene del asiento anterior)         

   Pluma al viento, integrada por cuatro álbumes publicados entre 1995 y 2002, es la continuación de Las 7 vidas del Gavilán, pero no es una aventura de capa y espada. Muy por el contrario, es un western ecológico ambientado en esa parte de la Nueva Francia que actualmente ocupa el Canadá. Antes de llevarnos al otro lado del Atlántico, Cothias y Juillard dedican unas secuencias a mostrarnos la suerte de Ariane tras el duelo en que creímos verla morir. Y estaba en trance de muerte cuando fue recogida por la ronda y entregada a unas religiosas, que la recluyeron en su institución. También estaba embarazada de Grandpin, a quien se entregó voluntaria y apasionadamente antes de ir al que pareció su último combate.

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Publicado el 28 de agosto de 2018 a las 10:30.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

El primer surrealista

La traba como materia literaria

La ilustración infantil de los años 70

Una exposición sobre la UFA

La musa de John Ford

Los icebergs de Jorge Fin

Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

Ettore Scola

Mi tributo a Jacques Rivette

Una película a la altura de la novela en que se basa

Mi tributo a James Cagney en el trigésimo aniversario de su fallecimiento

Recordando a Audrey Hepburn

El rey de los mamporros

Una guía clásica de la ciencia ficción

Musas de grandes canciones

Memorias de la España del tebeo

70 años de la revista Tintín

Ediciones JC regresa a sus orígenes

Seis claves para entender a Hergé

La chica del "Drácula" español

La primera princesa de la lejana galaxia

El primer Tintín coloreado

Paloma Chamorro: el fin de "La edad de oro"

Una entrevista a la fotógrafa Vanessa Winship

Una recuperación del Instituto Murnau

Heroínas de la revolución sexual

Muere George A. Romero

Un mito del cine francés

Semblanza de Basilio Martín Patino

Malevaje en la Gran Vía

Entrevista a Benjamin Black

Un circunloquio sobre la provocación

Una nueva aventura de Yeruldelgger

Una dama del crimen se despide

Recordando a Peggy Cummins

Un tributo a las yeyés francesas

La última reina del Technicolor

Recordando a John Gavin

Las referencias de La forma del agua

El Madrid de 1988

La nueva ola checa

Un apunte sobre Nelson Pereira dos Santos

Una simbiosis perfecta

Un maestro del neorrealismo tardío

El inovidable Yellowstone Kelly

Que Dios bendiga a John Ford

Muere Darío Villalba

Los recuerdos sentimentales de Enrique Herreros

Mi tributo a Harlan Ellison

La inglesa que presidió el cine español

La última rubia de Hitchcock

Unos apuntes sobre Neil Simon

Recordando Musicolandia

Una novelista italiana

Recordando a Scott Wilson

Cämilla Lackberg inaugura Getafe Negro

Una conversación entre Läckberg y Silva

El guionista de Dos hombres y un destino

Noir español y hermoso

Noir italiano

Mi tributo al gran Nicholas Roeg

De la Escuela de Barcelona al fantaterror patrio

Recordando a Rosenda Monteros

Unas palabras sobre Andrés Sorel

Farewell to Julia Adams

Corto Maltés vuelve a los quioscos

Un editor veterano

Una entrevista a Wendy Guerra

Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

Un encuentro con Clara Sánchez

Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

La última copa de Jack Kerouac

Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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