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Beatriz Luengo: “La igualdad no consiste en invertir los papeles de víctima por verdugo"

La madrileña realiza su debut literario con ‘El despertar de las musas'. Aborda doce historias de mujeres que en su momento no fueron reconocidas, para demostrar que la lucha feminista es una cuestión de derechos humanos.

Archivado en: entrevistas, Beatriz Luengo, 8M

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Francisco Quirós
06/3/2020 - 00:25

Son conocidas sus facetas como actriz y artista musical, pero la creatividad de Beatriz Luengo sigue ampliando horizontes. Fruto de ello es ‘El despertar de las musas' (editorial Destino), un libro que trata de hacer justicia con doce mujeres que fueron clave en algunos episodios históricos. Con el 8-M a la vuelta de la esquina y la visión internacional que le da vivir en Miami, el discurso de la madrileña sobre el feminismo cobra una dimensión mayor.

En ‘El despertar de las musas' te remontas a historias que sucedieron en diferentes siglos. ¿Sigue habiendo muchas musas dormidas o abocadas al sueño?
Como dice el libro, esto es una defensa de que para escribir el mañana hay que reescribir el ayer, hay un montón de historias que creo que están mal contadas que deberíamos repasarlas, como por ejemplo que María Magdalena era prostituta como cuentan las películas en Semana Santa, cuando no hay nada escrito que diga eso. Hasta el Papa Francisco ha reivindicado su papel, por lo que no estamos hablando de personas que hablen a través de un machismo religioso, sino que la propia Iglesia ha hecho una reescritura de la historia de María Magdalena.

Creo que hoy en día estamos muy avanzadas, hemos conseguido mucho. Escribiendo el libro, investigando para él, descubrí que hasta hace poco las mujeres no podían estar en las Universidades, abrir cuentas de banco, el derecho de autor no estaba permitido... Entonces, claro, ese ensombrecimiento tan fuerte por no poder aparecer, gracias a Dios, ya no lo hay. Esos derechos los tenemos adquiridos, pero siento que debemos seguir trabajando para la igualdad entre géneros y debemos mirarnos a los ojos por igual, que es lo que sería bonito.

"Hay ‘hits’ con los que se está volviendo al machismo de hace cincuenta años" 

 

En una de las primeras páginas aparece la sentencia "No podemos cambiar el mañana sin reescribir el ayer". ¿Cuál sería tu lectura del presente respecto a la igualdad de género?
He podido ver que, gracias a las acciones de personas que en un momento dado se negaron a lo que estaba establecido, a romper muros para luchar por sus sueños, que no estaban haciendo nada malo, han abierto muchas oportunidades para otras mujeres. En esta búsqueda me he encontrado que esto también ha sido una lucha de hombres, porque también han tenido un papel clave en esta lucha. Por ejemplo, Einstein no nombró a su mujer en su contribución a la Teoría de la Relatividad, pero el padre de Mileva sí que luchó para que su hija pudiera ir a la Universidad. Él también es una figura importante en la igualdad.

Lo más importante es ver el vaso medio lleno y también medio vacío. He aprendido que hay que mirar atrás y celebrar lo que hemos conseguido y mirar hacia lo que nos queda.


En varias historias, como las de María Magdalena o Eva, se toca de lleno la influencia religiosa en esta concepción de la mujer asociada a términos tan despectivos como prostituta o pecadora. ¿Crees que ha pesado mucho en el pensamiento colectivo de este país el haber pasado tantas décadas con la Iglesia en una posición cercana al poder?
Es como lo que planteo con Disney: ¿Fue machista al contar que la mujer era mala y el hombre salvador? Yo creo que lo que hizo fue plasmar una sociedad tal y como estaba establecida en ese momento. En cuanto Disney tuvo la oportunidad de contar, a principios de los 2000, la historia de Mulan, que luchaba contra los estereotipos machistas, lo hizo también. Y a día de hoy, Frozen es una guerrera donde ya no está el patrón de que la mujer es mala. Al final, la religión como en cualquier cosa hay seres humanos que viven una realidad de su sociedad y lo llevan a su ámbito. Porque el Papa Inocencio que dijo que se prohibía la música para la mujer no se puede generalizar que toda la religión sea machista. Al final la Biblia es una interpretación que cada uno de la historia que nos cuenta. Ese ha sido el problema. Hemos tenido unas personas dentro de las instituciones que han hecho un reflejo de la sociedad llevado a esa desigualdad. Había que cambiar las instituciones, pero a la vez debía haber un trabajo dentro de casa donde pudiésemos crecer con igualdad de oportunidades para los hijos, independientemente de su sexo.

Todo ese legado ha dejado su huella en el lenguaje cotidiano. En ‘El despertar de las musas' mencionas, por ejemplo, la frase "llorar como una nena". ¿Conllevará mucho esfuerzo cambiar cosas como estas?
Simplemente siendo consciente. Cuando uno educa a sus hijos no puede ser perfecto, pero creo que sí hay cosas que se pueden cambiar. El otro día una mujer muy mayor, de 93 años, le dijo a mi hijo que no podía llorar porque es un hombre, y los hombres se mantienen firmes. En ese momento tuve que entender que es una mujer que fue educada de una manera determinada y que en su afán de que mi hijo dejara de llorar trató de darle un consejo a su manera. Luego, cuando subimos al coche, tuve una charla con mi hijo donde le dije que los bebés lloran porque no pueden expresarse, pero él sí puede contar qué le sucede. También es muy cruel para el hombre no darle la oportunidad de desahogarse, de sentirse vulnerable, no me parece justo. La igualdad tiene que venir por ambos lados, y al hombre se le adoctrina de una manera muy dura. Y sobre todo es terrible que ser una mujer se use como insulto. En el momento en el que alguien te dice que llorar es cosa de niñas, es que, en el fondo, piensa que ser mujer es ser inferior.

Todos somos parte una sociedad donde cada varón tiene una madre a la que la están tratando con esa inferioridad. El día de mañana tendrá una hija que irá a la Universidad y que si no lucha por esta igualdad, su hija tendrá menos oportunidades. Si tiene una relación con una mujer que gana menos dinero del que merece por la brecha salarial, entrará menos dinero en ese hogar. Al final, la no lucha de las igualdades nos afecta a todos por igual, porque quién no tiene una madre, una hija, una hermana o incluso una amiga. Al final afecta en primera persona al hombre también.


A tu juicio, ¿por qué el mundo occidental en general y las instituciones en particular siguen mirando hacia otro lado con la horrible práctica de la ablación?
Esta historia es una parte fundamental del libro: por qué estamos luchando en el 2020. Si ponemos el foco en el pelo en la axila, estamos hablando de una lucha menor con todo lo que está pasando en el mundo. Lo que defiendo en el libro es que las luchas que nos quedan tienen que estar cerca de los derechos humanos. La lucha contra el racismo en Estados Unidos funcionó porque comenzaron señalando las cosas que eran importantes, como la esclavitud o la discriminación, por eso el mundo giró la cabeza hacia esa batalla, no porque un afroamericano dijera que le miraban mal por la calle porque a la gente no le gusta su pelo.

La mutilación genital es un tema vital. Hay 150 millones de mujeres en el mundo que lo sufren. En España hay casos, evidentemente que viven en una familia con otras tradiciones, pero que niñas que han nacido aquí, viajan en verano a África y la realizan una mutilación genital. Por cierto, hay una clínica en Barcelona donde las restauran la parte mutilada de forma totalmente gratuita, lo cual cuenta que también hay gente maravillosa, somos un gran país, y lo digo con la cabeza muy alta.

La mutilación genital es una gran desconocida y no sé por qué. Cuando saqué el libro me llegaron muchos mensajes y te das cuenta de que está más cerca lo que pensamos. Algunas personas me han cuestionado si la mutilación tiene que ver con el machismo, cuando la realizan las madres y las abuelas. La finalidad es que en algunas regiones de África es que las mujeres que tienen sensibilidad son sucias y las mujeres que no sienten son puras y limpias. Entonces, las propias madres recurren a la mutilación para casarlas bien, para que su vida sea buena. Esto sirve también para demostrar que el mensaje del machismo hay que enviarlo a mujeres como estas, que deben entender cuánto daño les están haciendo a sus hijas.


Centrándonos geográficamente en España, ¿cuál crees que es el peor síntoma de la desigualdad de género: la violencia machista, la brecha salarial, el techo de cristal en puestos directivos...?
Tengo que decir que después del trabajo con este libro que estoy haciendo en Estados Unidos y Latinoamérica, me siento súper orgullosa de ser de este país. De todos los que he recorrido hasta ahora es el más avanzado hasta a la hora de la libertad de hablar de esto. El otro día, en otro país, un periodista me dijo que no mencionara la palabra feminismo porque es demasiado radical. Pienso de verdad, con orgullo, que el empoderamiento de la mujer en Europa tiene que ver con que la mujer tiene igualdad de capacidad intelectual. En Latinoamérica todavía se está trabajando en que la mujer está aún en la lucha de demostrar que no depende del hombre a nivel sexual. Así, a nivel musical el mensaje en esa parte del mundo tiene mucho que ver con que la mujer puede estar con quien quiera sin ser juzgada. Sin embargo, en Europa es un empoderamiento intelectual, es un paso más, que es la parte del techo de cristal, la brecha... aspectos que tienen que ver más con la igualdad intelectual.

"Asuntos como la brecha salarial es algo que nos afecta a todos como sociedad" 

Ligado a esto que hablamos anteriormente y muy relacionado con el caso que expones en el libro de Margaret Keane, uno de los obstáculos a los que se enfrenta una mujer que debe recomponer su vida es la dependencia económica.
No sé si tengo suficiente información estadística para hablar del tema de las custodias, y me da miedo dar respuestas sin tener una base sólida. Sí que es cierto que el techo de cristal y la brecha salarial son muy importantes porque eso acaba afectando al hijo en calidad de vida, porque no es solo cuestión económica, sino en lo que se refiere a pasar tiempo con tus hijos. Estoy contenta porque veo que va habiendo fórmulas como el teletrabajo que permiten adaptarse a madres y padres. Sí, realmente la igualdad salarial es una injusticia tremenda. Cuando era pequeña, mi madre trabajaba como auxiliar de farmacia y ganaba menos que un compañero con el mismo puesto y las mismas responsabilidades. Lo importante ahora es mirar al futuro y luchar para que esto cambie, también pensando en que esa criatura pueda tener una vida mejor.

A nivel particular, cuentas una experiencia en el mundo musical sobre una canción del "riego de una manguera" para denunciar la predominancia de un mundo dirigido por hombres. Tampoco te has mordido la lengua respecto a las letras del reguetón. ¿Hay machismo en el mundo de la música por ser un espejo de la sociedad o porque interesa como medio para perpetuar el machismo?
Lo que he vivido como compositora para artistas masculinos como Ricky Martin, Daddy Yankee, Ozuna, Chayanne... No juzgo las palabras que podemos creer mal dichas, porque hay un movimiento en la música urbana es un reflejo del momento y del siglo actual. Lo que sí tenemos trabajar es el punto de vista, y todos tenemos una responsabilidad. Hay ‘hits' donde lo terrible es qué le estamos contando a las niñas sobre qué es ser mujer y que lo cool es dar placer dar al hombre. Estamos volviendo a casos de machismo de hace 50 años, cuando las chicas de hoy, sobre todo con todos estos casos de manadas lo que hay que contarles es que solo hagas lo que tú quieras hacer, que solo el sí es sí, y que sobre todo en el principio de la sexualidad sea una práctica placentera. Me he quedado muy sorprendida cuando hablo con chicas jóvenes que su mayor inquietud esté en qué debe hacer para satisfacer que realmente en hacer su propia búsqueda. La meta debe ser que no tarden muchos años en descubrir que lo importante es hallar ese punto en el que las dos personas disfrutan una de la otra.


En los últimos años, desde algunos sectores se ha intentado menospreciar al movimiento feminista acuñando el término feminazi, aunque, por otro lado, también se da el caso de mujeres que se alejan de esa definición que aparece en tu libro "igualdad, no superioridad respecto al hombre". Esa confrontación y ese ruido alejan un poco más la meta.
Me he criado en una casa donde mi padre me ha dado las mismas oportunidades que a mi hermano y tengo una pareja que me ha apoyado todo el tiempo, he sido una adolescente insegura y supo encontrar la manera de que pudiera creer más en mí. Parece que hemos llegado un punto en el que parece machista decir que has llegando donde estás porque tu pareja te ha ayudado, cuando lo que defiendo en mi libro es que si hubo muchos hombres que no reconocieron la labor de esas mujeres, cómo yo no voy a predicar con el ejemplo. Me encantaría decir que yo fui una adolescente que pensaba que sola podía con todo, pero no fue verdad, tenía muchas inseguridades y que fui superando, en una parte importante, por mi chico, que me ayudó a reconstruirme, como pudo suceder con mi madre o con mi mejor amiga; al final no importa el género, sino quién te ayuda.

Hay que poner el foco en que el machismo vino de ciertas instituciones, que también existió en el ámbito religioso o machismo por tradición, y no señalamos en el hombres contra mujeres, ese divide y vencerás de Julio César. Y sobre todo no caer en que la mujer crea que esto consiste en que haya un movimiento con el machista de hace años dado la vuelta. No se trata de conseguir la igualdad en el machismo dado la vuelta, sino en respetarnos. La base fundamental es que, desde la dulzura y el amor, nos escuchemos y nos respetemos. En el momento en el que le damos la vuelta es como si se tratara de cambiar víctima por verdugo, y esa no es la idea.

Para acabar, ¿cómo va a celebrar Beatriz Luengo el 8-M?
Vine a manifestarme con muchas mujeres y hombres, que me han dicho que también van muchos. Ahora con el coronavirus dicen que lo van a suspender, pero estoy aquí me encantará unirme a esta celebración. He podido leer que muchas mujeres alcanzaron logros por manifestarse, y como todavía nos quedan algunos por alcanzar, como la brecha salarial, hay que unirse. Pero creo que hay mucho que celebrar.

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