El cantante fuenlabreño ha lanzado ‘Cielo e infierno', el adelanto del que será su nuevo álbum. Sobre este proyecto y los problemas que afectan a una de sus cuerdas vocales se sincera en esta entrevista.
Archivado en: entrevistas, cultura, música, Leo Jiménez
Francisco Quirós Soriano
11/5/2023 - 17:24
El poso que da una trayectoria que alcanza ya los 25 años lleva a Leo Jiménez a tomarse las cosas con calma, a mirar la música y la vida desde otra perspectiva. Esa madurez se plasma en ‘Cielo e infierno', el adelanto de un nuevo trabajo con el que el cantante madrileño regresa a su esencia.
Casi cuatro años después de tu anterior trabajo, 'Mesías', has lanzado single. ¿Qué se va a encontrar el público en este nuevo disco?
Esta vez he decidido retomar el contacto con mis raíces. Soy una persona que he crecido en el ámbito del heavy metal de corte más clásico, hay bandas que me han influenciado mucho, como Black Sabbath, Manowar, Iron Maiden o Judas Priest. Me di cuenta de que me había ido alejando poco a poco del sonido clásico, quizás porque me gustan también muchos estilos, algunas veces apetece coquetear con ellos. Lo cierto es que empezaba a añorarlo, a echarlo de menos y he vuelto a retomar esa esencia, me encuentro muy cómodo en ella, así que lo siguiente que se va a escuchar va a ser bastante heavy.
Este primer single es 'Cielo e infierno'. Entiendo que es una reivindicación del metal, sobre todo en cuanto al sonido.
No tanto una reivindicación. La letra la he dedicado a mi hijo, soy padre desde hace unos años, porque la paternidad es un cielo y un infierno, los niños te dan mucha guerra (entre risas) pero también muchas alegrías. Respecto al sonido quizás sí sea así. No es una composición demasiado diferente de lo que vengo haciendo, quizás es retomar el sonido de anteriores discos míos, más del comienzo, tipo lo que hice en mi primer trabajo en solitario, 'Títere con cabeza', e incluso también puede tener un cierto aire al último álbum que grabé con Saratoga, 'Tierra de lobos'. Ambos discos tienen mucho de mí, el sonido es muy Leo Jiménez. Con este nuevo trabajo estoy retomando mucho esa esencia.
A través de esa conexión con 'Títere con cabeza', ¿sientes que estás cerrando el círculo?
Más bien quizás volviendo a abrirlo. Yo mismo cerré antes ese círculo, soy una persona muy abierta de mente y me escama bastante cuando veo que ciertos ambientes se cierran mentalmente. He notado que en los últimos 6 o 7 años el ambiente del heavy metal era cada vez más sectario, más cerrado. Una manera de luchar contra ello fue hacer discos más abiertos desde el punto de vista del estilo. Por ejemplo, 'La factoría del contraste' es un disco en el que puedes encontrar heavy metal pero también reminiscencias al pop; eso lo hice, en cierto modo, para dar un golpe en la mesa y decir al mundo que hay vida más allá del heavy metal. Cerrarnos en ese estilo no es bueno para el heavy en sí mismo, lo único que conlleva es a la muerte del propio estilo. Creo que lo que tiene que hacer el heavy es crecer y relacionarse con otros ámbitos. En cierto modo me había alejado del heavy más puro para intentar evitar esta cerrazón. Veo un error que el heavy metal se convierta en un nicho, debe ser una música popular como cualquier otra. En Inglaterra y Estados Unidos fue la música de moda en los años 70, creo que ahora puede volver a serlo o, al menos, que conviva con otros géneros.
Sobre esa cerrazón, ¿sientes que al heavy le ha pasado lo mismo que al flamenco de antaño cuando se debatía sobre el purismo?
Sí, totalmente. Si te das cuenta, sólo hay dos tipos de flamenco: el que está cerrado ante el mundo, que es purista 100% y que no da cabida a aquel que no es un entendido total; o un flamenco fusión donde entra todo el mundo y donde cualquiera puede formar parte de ello. Este último es mucho más rico en matices, a mí, personalmente, me gusta el flamenco en ambos casos, pero quizás me siento más cómodo en la fusión. Con el heavy metal me pasa algo parecido: disfruto mucho del heavy más puro, pero llega un momento en el que ese círculo cerrado no va mucho con mi personalidad. Me relaciono con gente del rap, del pop... de todos los tipos de música y me muevo como pez en el agua, no me siento diferente, un estilo de música no te debe crear ese estigma.
Volviendo a este nuevo trabajo, te has rodeado de músicos como Carlos Expósito, Rufo Cantero, Pablo Pantera y Cristian Juárez. ¿Cómo se trabaja esa química que destiláis?
Todo parte de la idea principal que yo les transmito, ellos respetan mucho mi obra, por decirlo de alguna manera, mi sello personal. Lo que hacen es aportar su idea propia a lo que yo les propongo. Es como si yo soltase encima de la mesa un trozo de arcilla bastante moldeada y les dejo que todos decoren un poco más la pieza. Al final lo que sucede es que suena como yo lo he concebido, pero mejorado porque está acompañado por unos musicazos excepcionales.
Además de ser músico también has tenido incursiones en el mundo de la producción. ¿Qué te aporta esa experiencia a la hora de preparar un nuevo disco?
Me viene muy bien tanto para preparar discos de otros artistas como para producir el mío propio. Aprendo mucho de otros artistas cuando trabajo con ellos y luego puedo aplicar esos conocimientos en mis propias canciones. Es un trabajo que se encadena, vas mejorando y cogiendo más conceptos para adquirir también más experiencia.
Sobre el single de presentación, decías que la letra está dedicada a tu hija. Pero, en un sentido más global, ¿qué es el cielo para Leo Jiménez?
El cielo para mí es poder seguir trabajando como músico a día de hoy después de 25 años en esto y poder dar de comer a mi familia gracias a la música.
¿Y el infierno?
La dolencia que tengo en la cuerda vocal derecha, la arrastro desde hace varios años y convivir con ella siendo cantante es bastante duro.
En una entrevista reciente decías que no ibas a recuperar tu voz tal y como era antes. ¿Has tenido que adaptarte a una nueva forma de cantar?
Sí, he tenido que adaptarme. Aunque a lo mejor desde fuera se escucha y no se percibe, a nivel interno tengo que hacer muchas maniobras incómodas o utilizar la técnica a niveles extremos para poder sufragarlo. Para que nos entendamos, es como un jugador de fútbol que sale infiltrado al terreno de juego por un problema físico, tú le ves normal e incluso puede meter varios goles, pero al acabar el partido ese jugador sí es consciente de las dificultades que ha tenido por no estar al 100%. De puertas para afuera no lo sabe nadie, pero la procesión va por dentro. Es bastante duro, la verdad.
¿Tienes miedo de que en algún momento esa lesión pueda ir a más?
Miedo no, ya he asumido que esto es así, tengo que convivir con ello. Si un día la voz me dice 'hasta aquí, la vida y el mundo seguirán adelante, no soy una persona que le tenga miedo a esto. Solo es una parte de mi vida, no soy cantante las 24 horas de mi vida, no es lo único que sé hacer. Si el día de mañana quizás tendré que ejercer de otras cosas que ya sé hacer. Hay vida después de la voz.
Ya tenéis alguna fecha anunciada para ir presentando estas canciones.
La fecha más próxima es la del 13 de mayo, que estaremos en Puerto de Sagunto haciendo la presentación. Luego tenemos bastantes cosas, pero sobre todo de cara a fin de año. Me estoy tomando la gira de presentación de una forma muy diferente a como lo hacía antes, no estoy teniendo ansia por salir de gira. No tengo que demostrarle nada a nadie, ni la necesidad de salir a la carretera desesperadamente, es el momento de disfrutar de la música, de hacer conciertos bien hechos y de no machacarme. Me gustaría tener la salud para poder dar un concierto cada día, pero mi realidad es otra y, como decía antes, la tengo muy asumida. Voy poco a poco. Si este año salen conciertos como para hacer una gran gira, veremos si es factible; y, si no salen, no pasa nada, no tengo ninguna prisa. Espero que mi vida como cantante aún sea muy larga y pueda hacer muchos conciertos e ir dosificando en el tiempo.
¿Cómo de difícil es defender el heavy metal en unos tiempos donde la música urbana parece coparlo casi todo?
Es difícil, pero no por el trap y el reguetón, siempre ha habido músicas de moda. Sí que es cierto que esta última tendencia quizás está siendo demasiado agresiva, hay una mayoría de gente joven que se ha centrado sólo en eso y me preocupa a nivel cultural. Veo un poco de borreguismo, antes en una misma clase había un rockero, un rapero, otro al que le gustaba la música electrónica... muchas estéticas diferentes. Ahora, de 30 niños, 28 son iguales, cosidos por el mismo patrón, escuchan la misma música por el altavoz. No creo que al heavy le esté costando más ahora salir a flote, siempre va a haber gente fiel a este estilo. El trap y el reguetón no me preocupan en cuanto a mi música sino en cuanto al encasillamiento cultural, sí me gustaría que los jóvenes volvieran a diferentes tipos de música. Por ejemplo, con 15 años mi hermano llevaba una camiseta de Eminem, pero escuchaba heavy y, de repente, se iba a un concierto de música clásica. Quizás la cultura musical se está cerrando demasiado.
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