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Manuel Ríos San Martín: "El ser humano mata por celos o venganza, casi nunca por placer"

El autor madrileño se apoya en su nueva novela, ‘El olor del miedo' (editorial Planeta), para reflexionar sobre las relaciones humanas y sus analogías con el reino animal.

Archivado en: entrevistas, literatura, cultura, Manuel Ríos San Martín

Foto: Javier Ocaña

"Tendemos a decir que los animales aman como nosotros, y es justamente al revés"

F. Q. Soriano
06/10/2023 - 00:28

Un asesinato como punto de partida. Este macabro suceso ha sido una recurrente fuente de inspiración para diferentes historias de ficción, tanto dentro de la literatura como en el campo audiovisual, ámbitos que conoce a la perfección Manuel Ríos San Martín. El autor ha querido "dar una vuelta" al género del ‘thriller' con su nueva novela, ‘El olor del miedo', gran protagonista de esta entrevista.

¿Qué le llevó a escribir esta historia tan peculiar?
Diría que es un conjunto de varias cosas. Por un lado, sorprender al lector. Todos hemos leído novelas donde una chica aparece asesinada en un lugar emblemático, pero creo que hay darle una vuelta al género, siempre me supone un reto tratar de que la novela no sea lo que se espera. Se me ocurrió la idea de iniciarla con un asesinato de una elefanta albina en un zoológico, que es algo muy chocante. Esto me permitía contar cómo son los animales, qué relaciones tenemos con ellos, si de verdad son capaces de amar y odiar.

Cuando uno imagina el asesinato de una elefanta tiende a pensar que se da en un hábitat natural por medio de un cazador furtivo. ¿Por qué la elección de ese zoológico de Valencia?
Si alguien mata un elefante en África, todo el mundo cree que se trata de un cazador que querrá tener ese recuerdo. Pero si lo matas en un zoológico no hay motivos aparentes, esa es, para mí, la gran pregunta. Eso hace que el lector tenga curiosidad por saber quién lo ha hecho y por qué.

¿Era necesaria, por tanto, la inclusión de un personaje de origen senegalés?
Sí. Uno de los trabajadores, un veterinario del parque, es senegalés. Me pareció importante esa conexión con África no sólo por los elefantes, sino también por los chimpacés, que también tienen un papel relevante en la novela. En concreto Bioparc Valencia tiene un programa de colaboración con un refugio de chimpancés que está en Senegal, del cual hablo en la novela. Creo que daba un contexto interesante. También está bien, con naturalidad, dar protagonismo a una persona inmigrante que llegó ilegal hace muchos años pero que tuvo suerte y pudo estudiar para integrarse en la vida de Valencia.

¿Por qué en España no está contemplado como un asesinato el hecho de matar así a un animal?
Ahora con la Ley de Bienestar Animal va a cambiar un poco, pero las condenas por matar a un elefante creo que, en este caso, habrían sido de 18 meses. Es un tema complicado, desde luego. En redes sociales se ve que la gente está preocupada por cuestiones como esta, pero creo que tendemos a muchos lugares comunes, hay un aspecto emocional aunque falta cultura, conocimiento sobre cómo son de verdad los animales, cómo se comportan, qué capacidades tienen. La novela intenta explicar todo.

"Siempre es un reto que la novela no sea como espera el lector"

Entonces, ¿son capaces de odiar y de amar los animales?
Creo que tenemos dar la vuelta a esta reflexión. Tendemos a decir que los animales aman como nosotros, cuando es totalmente al revés: somos nosotros los que amamos como ellos. Aunque los animales no se inviten al cine o hagan una cena romántica, hay un germen de lo que llamamos amor que ellos sí tienen. Se puede llamar apego o como querarnos, pero lo compartimos con muchas especies.

¿Es la pasión el punto que nos conecta con los animales?
El ser humano actual vive de las pasiones y, a veces, nos falta un poco de racionalidad. Creo que es una novela muy emocional, donde una de las protagonistas, una de las veterinarias del zoo, tenía una especial afinidad con la elefanta muerta y ella misma va a intentar investigar metiéndose en líos y poniendo en peligro su propia vida.

Otro punto que nos conecta con los animales es la maternidad. ¿Por qué decidió introducir este ingrediente?
Leí una frase que ha acabado apareciendo al comienzo de la novela que trata de que en toda la historia de la evolución lo esencial para todos los seres vivos ha sido transmitir los genes. Sin embargo, ahora tenemos control sobre el sexo y la reproducción, somos la única especie que puede decidir si reproducirse o no. Lo vivimos con naturalidad, pero viendo la evolución humana estamos ante el gran acontecimiento. Merecía una reflexión sobre qué implica en la sociedad actual.

En la novela no falta un triángulo amoroso. ¿Es un elemento indispensable en cualquier libro?
Yo no había escrito nunca una novela que tuviera una historia de amor tan clara. Eso sí, en televisión he escrito historias de parejas míticas, como Valle y Quimi en 'Compañeros'. En esta novela sí, me planteé un triángulo muy actual, porque una de las personas es bisexual. Era una ocasión de tratar el amor en un libro que tiene mucho que ver con el amor animal, con las pasiones, lo primitivo y lo ancestral.

Desde su experiencia contando historias tanto para cine como para literatura, ¿cómo ha cambiado el amor en todos estos años?
Ha variado bastante, habría que hacer una reflexión muy profunda. La gente más joven sí que percibe con mucha más naturalidad asuntos como la bisexualidad, vive estas realidades de una forma más natural que aquellos que tenemos más de 50 años. El mundo evoluciona y así hay que reflejarlo.

"La humana es la única especie que puede decidir sobre reproducción"

En el subtítulo del libro aparece la reflexión que "no hay animal más peligroso que el ser humano"...
La frase está muy bien desde el punto de vista del marketing. El ser humano es el más peligroso porque es el más inteligente pero tenemos que pensar que los animales, en general, viven en equilibrio. Por ejemplo, los elefantes, si no tienen depredadores, pueden destrozar un bosque en una sola tarde; hay casos, como en el Parque de Yellowstone, donde los alces y los ciervos se comieron todo lo que había desde el momento en el que desaparecieron los lobos, incluso varió el curso del río. Si una especie no tiene otra que le pare los pies, destroza su entorno. Eso ocurre con el ser humano y por eso tiene mérito, que no sólo hay que hablar de lo malo, que nosotros mismos nos ponemos normas para intentar impedir los abusos. Estamos muy acostumbrados a hablar mal del ser humano y me parece un poco injusto. Se suele decir que el ser humano es el único que mata por placer y creo que no es verdad. Casi todos son por venganza, celos, dinero, posesión, sexo, poder... Hay un motivo para matar. Aunque haya habido casos de gente que sí haya matado por placer, no es lo habitual. No nos tiremos piedras contra nuestro propio tejado, los seres humanos hacemos muchas cosas bien.

¿A qué huele el miedo?
Nosotros no lo sabemos ya, estamos muy alejados de la naturaleza, pero está claro que los animales lo huelen y reaccionan a ello. Podemos percibir una expresión de miedo, pero no el olor.

Cambiando de tema, y para concluir, ¿qué similitudes y diferencias hay a la hora de hilar una historia para una novela y para el mundo audiovisual?
Hay una parte inicial que se puede parecer, que es la idea, la creación inicial, pero ya en ese punto me planteo si lo quiero desarrollar como una serie o como una novela. A partir de ahí van surgiendo cosas distintas. En una novela puedes exigir que haya un buen detonante, pero se puede emplear mucho más tiempo en la presentación de personajes, necesitas que la gente se encariñe con ellos, mientras que una serie de televisión todo debe ir más rápido, en los primeros 20 minutos todo tiene que estar casi todo planteado. Son dos ritmos distintos.

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