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Alicia Borrachero y Manuela Velasco: "Como en ‘Matrix’, vivimos en un mundo de apariencia"

Las dos actrices forman parte del reparto de ‘Un delicado equilibrio', una adaptación de la obra de Edward Albee. Se representa hasta el próximo 28 de abril en el madrileño Teatro Fernán Gómez.

Archivado en: entrevistas, cultura, teatro, Manuela Velasco, Alicia Borrachero

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Alicia Borrachero y Manuela Velasco

Alicia Borrachero y Manuela Velasco

"La familia elegida existe, pero no nos planteamos si ese vínculo es verdadero"

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Francisco Quirós Soriano
12/4/2024 - 00:55

Desde PTC Producciones han vuelto a poner el foco en una de la grandes obras atemporales. Para la versión de ‘Un delicado equilibrio', el director Nelson Valente se ha rodeado de un elenco excepcional, con nombres de la talla de Alicia Borrachero y Manuela Velasco. Ambas nos cuentan los pomenores de este montaje.

La primera representación de 'Un delicado equilibrio' data de 1966. A partir de vuestro trabajo sobre las tablas, ¿cuál es el secreto para que el texto se mantenga vigente?
Alicia Borrachero: ¡Que no cambia nada! (entre risas). Es una obra con muchas capas, habla de unas personas que viven de una manera determinada, gente acomodada que aparentemente lo tienen todo aunque han sufrido una tragedia familiar terrible años atrás. Han seguido adelante y, aparentemente, siguen con la misma vida, una vida que no les hace felices pero que sostienen y mantienen, cada uno a su manera. Sin embargo, hay un anhelo de fondo. Desde que Albee la escribió seguimos igual o peor, así que la obra tiene la misma vigencia, si no más, que cuando la escribió. Es inherente a la condición humana y a lo que hemos construido socialmente en la época moderna.

Manuela Velasco: Hay algo de 'Matrix' en esta obra, estamos viviendo en un mundo de apariencia, con unas ideas sobre cómo tenemos que vivir y qué nos hace felices, y ni siquiera nos planteamos que esto no sea así. Estamos presos ahí, incluso luchando desesperadamente por mantenerlo, ni nos planteamos parar por un instante y pensar si eso me hace feliz y qué relaciones me funcionan. Vivimos en un mundo que está así organizado, y más ahora con estos mensajes que nos mandan sobre qué debemos desear, querer y conseguir, tenemos un estatus y una imagen que mantener. Por ello creo que este texto está absolutamente vigente en cuanto a sociedad, aunque está escrito en un momento determinado y sobre un entorno concreto, pero es tan bueno que tiene una mirada tan aguda sobre cómo es el ser humano que trasciende épocas y países.

En tu caso, Alicia, no solo formas parte del reparto, sino que, además, has participado en la traducción del texto. ¿Ha habido algo que tuvierais modificar para hacerlo entendible ahora, en pleno 2024?
Alicia Borrachero: No, no ha hecho falta. Lo que ha sido un reto es tratar de trasladar la forma en la que hablan los personajes. Ya en inglés es peculiar, son gente muy particular en su forma de hablar y eso dice mucho de quiénes son, por un lado, pero también de cómo se relacionan y cómo viven. Para nosotros lo más difícil ha sido no perder el estilo Albee al trasladarlo al castellano. Hay muchas subordinadas, mucho paréntesis, así que ha costado mantener el estilo.

Desde su estreno en 1966 ha habido diversos montajes e incluso adaptaciones audiovisuales. ¿Habéis recurrido a esos antecedentes a la hora de construir vuestros personajes?
Manuela Velasco: Yo no he visto nada, ni siquiera la película, aunque es fácil acceder a ella y tiene un gran elenco de actores. He preferido no verla porque, como en mi personaje se nombra tanto el tema del alcoholismo, no quería tener una imagen de qué tipo de alcohólica es, por qué bebe, qué le pasa con la bebida, cuánto se le nota... sabía que eso me iba a condicionar por una cuestión de inseguridades. Inconscientemente iba a querer imitar eso, o si me separaba iba a estar constantemente comparándolo.

Sobre esa peculiaridad de tu personaje y el alcoholismo, ¿cómo de complicado es interpretarlo sin caer en la sobreactuación?
Manuela Velasco: Siempre hay que fijarse mucho qué dicen tus personajes sobre el tuyo, aunque puede ser una opinión y un punto de vista. Para mí hay algo que me ha ayudado mucho, es lo que dice Agnes, el personaje de Alicia: Clara tiene la mente empantanada. Trabajar una mente empantanada, lo que yo entiendo por ello, me ha ayudado mucho a una construcción que tiene que ver con poca definición, un empantamiento en el pensamiento y el cuerpo, no he pensando nunca en la borrachera. Clara es una alcohólica de las que no se les nota aparentemente. Otra cosa que me dio pistas para investigar fue el comentario del director: en contraposición a lo que hace el personaje de Alicia, que somos hermanas y totalmente opuestas, que buscara un cuerpo socialmente no apropiado. Me he apoyado en esas dos cosas.

"En todo sistema debe haber un antisistema, si no, no existiría" 

El título de la obra hace mención al equilibrio. ¿Cómo influyen vuestros personajes en ese equilibrio, contribuyendo o perjudicándolo?
Alicia Borrachero:
Esta familia es una estructura que se está tratando de sostener desde que ocurrió años atrás esa tragedia familiar. Cada uno lo hace de una manera, colabora de forma totalmente inconsciente, se hace sin pensar. Mi personaje se encarga de sostener, de organizar, de planificar, de asegurarse que todo está como debe, de controlar, de que no se desmadre su hermana, de que su marido no se duerma demasiado... Ella sostiene de una manera muy evidente. Los otros tienen una forma diferente. Clara, que es la antítesis, somos opuestas, sostiene el sistema porque hace el rol contrario: en todo sistema debe haber un antisistema, si no no existiría.

Manuela Velasco: Si yo no estuviera cargándomelo constantemente, ella no tendría un sistema que sostener, así que se iría al garete toda la estructura. Ese ha sido otro descubrimiento.

Hay una frase que se repite actualmente en demasía: los amigos son esa familia que hemos elegido. ¿Esta obra la refuerza o la desmonta?
Alicia Borrachero: Desmontar no creo que sea la intención. Sí creo que habla del amor, sobre todo el que tiene que ver con esa familia elegida y los límites del amor. También de los vínculos familiares, pero en sentido contrario: quiero a mi madre pero no puedo estar con ella más de media hora. Lo que se pone en cuestión es si nos llegamos a preguntar alguna vez la naturaleza de nuestros vínculos, tanto los sanguíneos como los elegidos.

Manuela Velasco: A mí me gusta mucho el título del libro de relatos de Raymond Carver, 'De qué hablamos cuando hablamos de amor'. De eso habla esta obra, qué es el amor, si nos queremos de verdad o es una convención porque somos una familia de sangre o familia elegida. Hay una cosa demoledora que dice el personaje de Agnes: "La sangre es lo que nos mantiene unidos cuando el afecto que hay entre nosotros no es más profundo que el que sentimos por otra gente". Eso es terrible. La familia elegida existe, pero, ¿realmente ese vínculo es verdadero?

Alicia Borrachero: Otra pregunta que surge del texto es si es posible que aparezca el amor cuando no se atraviesa el dolor. No estamos educados para esto, no nos han contado que la vida también es dolor, así que cómo podemos seguir adelante manteniendo esta apariencia de vínculos o de amigos.

El director de la obra es Nelson Valente. Creo que no habíais trabajado con él anteriormente. ¿Cómo está siendo esta primera experiencia?

Manuela Velasco:
Particular. Es verdad que ninguno habíamos trabajado con él. Desde el primer momento nos puso a hacer, él piensa que hay algo instintivo en el actor que más allá del trabajo de mesa, de análisis, que cuando te ves sacando adelante la obra hay algo que se organiza de forma instintiva. Eso también le sirvió para ver cómo nos manejamos cada uno, comprobar qué material tenía, no solo humano, sino también artístico. Nos dijo que la obra la conoce perfectamente y tengo que conocer con qué material contaba para ponerla en pie, y para eso tenía que conocernos en las tablas. Eso da mucho miedo, te tienes que lanzar a hacer la obra. A partir de ahí comenzó a moldear con lo que encontró de cada uno.   

Alicia Borrachero: Todo lo que ha dicho Manuela lo comparto, pero fundamentalmente hay una cosa que sí hemos tenido dentro de esta manera de trabajar: libertad, tanto para probar como para repetir o equivocarnos. Íbamos viendo qué aparecía, de una forma casi automática. Luego él ha ido colocando las piezas.

Manuela Velasco: Otra cosa muy interesante que me dijo Nelson es que cuando él tiene una obra con unos personajes determinados y unos conflictos que todos podemos entender y vivir no tiene una idea predeterminada sobre cómo hacerlo, es decir, no tiene una idea preconcebida sobre cómo hacer esta alcohólica o cómo tiene ser la rectitud de Agnes. Entiende que como ser humano debes entender esos conflictos y ponerlos en juego.

En la obra hay una tensión muy palpable. Cuando acaba la obra, ¿hay un peaje mayor en cuanto a cansancio?
Manuela Velasco: En mi caso no. Lo que estoy descubriendo con esta obra, sobre todo ahora que hemos tenido más días de poder hacerla, es qué divertido es ver esta obra y qué gozada es hacer este texto.

Alicia Borrachero:
Tal cual. Yo me canso más si me aburro, cuando un texto propone un juego de este calibre se pasa en un pispás, quizás el cansancio viene después. Es un viaje absolutamente fascinante.

¿Hay algún elemento común en cuanto a la respuesta del público?

Alicia Borrachero: Obviamente cada espectador tiene su experiencia y su vivencia, y algunas cosas le resonarán más que otras, pero sí hay algo en común: entienden perfectamente la situación con este matrimonio. Creo que produce algo entre cómico y nerviosismo.

Manuela Velasco: Al público se le siente mucho, algo que para mí es una grandísima noticia, porque no deja de ser una gran obra, una obra de texto, de interpretación y de conflictos, no es una obra de entretenimiento. Escuchar al público tan dentro, reaccionando a cosas sutiles, me da una alegría enorme porque me reafirma en la sensación que tengo de que el público necesita tener grandes textos en la cartelera, obras que estimulen su inteligencia, su sentido crítico, que les hagan mantenerse concentrados y se involucren activamente, no estoy criticando el entretenimiento, no lo digo desde ahí.

"El teatro siempre ha interpelado al espectador, por eso estará aún más vivo" 

¿Creéis que el teatro debe coger más el testigo de interpelar al espectador, sobre todo en una época como la actual donde el entretenimiento parece casi copado por las plataformas audiovisuales?
Alicia Borrachero:
Creo que eso no es que lo deba hacer, es que lo viene haciendo desde siempre, es la naturaleza propia del teatro, y por eso va a estar cada vez más vivo. Cuanto más vamos avanzando hacia otro tipo de conexión, estupenda, eh, que nosotras somos actrices, trabajamos ahí y tiene unas ventajas tremendas, pero se ha perdido el evento, la magia, la ocasión especial, incluso en la televisión. Ganando otras muchas cosas, se ha perdido ese vínculo de comentar al día siguiente qué ha pasado en una serie. El teatro no solo es una experiencia viva, obvio, sino que también permite que la gente se reúna en comunidad para ver a otra gente en vivo. Hay algo que se produce ahí, ya solo por esto va a ser cada vez más importante, nos mantiene vivos. Para mí el teatro es un lugar de sanación, una transformación y también de puro entretenimiento, y es maravilloso, pero es la casa del actor y de los grandes autores.

Entrando en vuestra rutina de trabajo, vais a estar hasta el 28 de abril en el Teatro Fernán Gómez. ¿Cómo os facilita vuestra labor?
Manuela Velasco: Pasar de una sala de ensayos a un escenario ya es la leche. Hay una como una necesidad de que traspase, que trascienda. Poder hacer cada día una obra tan grande e inmensa te permite ir aprendiendo cosas para seguir afinando día a día, descubres cosas tuyas y de tus compañeros.  Quiero nombrar a los compañeros. Ben Temple, que además del marido de Agnes en la obra también ha hecho la traducción junto a Alicia. Es un lujo de traducción porque han trabajado y vivido en Estados Unidos, pero además son actores y entienden qué hay que decir, muchas traducciones que nos encontramos quedan muy bien escritas pero luego son difíciles de decir sobre las tablas. También están Anna Moliner, es maravillosa, una gran actriz y gran persona. Joan Bentallé y Cristina de Inza son los vecinos, aparecen en momentos muy condensados pero traen todo el conflicto, tienen un trabajo mayúsculo, es de orfebrería. Estamos pudiendo crear familia, estamos todos muy juntos para que esto esté vivo. 

 

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