La muerte de un joven en 1985 regresa a la agenda política
Pilar Baeza, candidata de Podemos en Ávila, fue cómplice del asesinato de Manuel López en Leganés hace 34 años y condenada a prisión. Ocultaron el cuerpo en un pozo. La Ejecutiva del partido defiende que "ya pagó su deuda".
M.B.
08/3/2019 - 18:49
Las viejas historias siempre se acaban sabiendo, es un dicho popular de cómo, en el caso de los pueblos, siempre salen a la luz antiguos cotilleos. En este caso, ni Leganés ni Ávila son pueblos. Sin embargo, en los últimos días ha regresado una vieja historia que ha ocupado la actualidad y que ha conectado ambas ciudades.
Se trata de Pilar Baeza, conocida en la localidad castellanoleonesa por ser la candidata de Podemos a la Alcaldía de la ciudad. Sin embargo, en Leganés aún se la recuerda por ser cómplice en el asesinato de un joven en 1985 y por el que fue condenada a 30 años de prisión, de los que cumplió siete.
Esta semana Baeza ha asegurado que mantendrá su candidatura para los próximos comicios y desde Podemos, tanto en Ávila como desde la Ejecutiva en Madrid, han defendido a la candidata alegando que ya cumplió su deuda con la sociedad.
El crimen de Leganés
El crimen ocupó las primeras planas en 1985 y conmocionó a los vecinos de Leganés. Los hechos ocurrieron en septiembre de ese año, después de que Baeza, de 23 años, contara a su novio por aquel entonces, Manuel García, que estaba embarazada tras haber sido violada por Manuel López, de 24 años. En ese momento, García junto con un amigo, Juan Carlos Torres, comenzó a planear la muerte del presunto agresor.
El asesinato lo llevaron a cabo al poco tiempo, cuando llevaron a López a un descampado de Leganés en el que le dispararon hasta cuatro veces con un arma que les había proporcinado Baeza, de la armería que sus padres tenían en la ciudad. El móvil del crimen fue la venganza por la presunta violación de la joven, un acto que no se pudo demostrar durante el posterior juicio.
El cuerpo de López fue hallado tres meses después, en diciembre de 1985, en el interior de un pozo en Villanueva de Perales. Según se supo al poco tiempo, los condenados acudían casi a diario para tirar piedras y otros materiales al pozo con el objetivo de ocultar el cadáver.
Las alarmas saltaron tras la denuncia por desaparición del joven Manuel López que su padre hizo en una comisaría de Leganés. Las investigaciones policiales situaban al asesinado por última vez con García y Torres, por lo que comenzaron a seguirles. Fue el segundo, de 19 años entonces, el que acudió a la Policía a revelar el crimen.
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