El juez da un mes de tregua a Rosa y Álvaro tras aplazar el desahucio
El hijo apuesta por encontrar "una solución" y pide "que se revierta esta injusticia".
"No nos vamos a negar a pagar, aunque no tenemos deudas con nadie"
gentedigital.es/Francisco Quirós
30/10/2015 - 09:47
El tiempo, uno de los enemigos con los que se han encontrado en los últimos meses Rosa y Álvaro, da un pequeño respiro a estos dos vecinos de Hortaleza. El desahucio que estaba previsto para este viernes día 30 de octubre ha sido aplazado por el juez hasta dentro de un mes, una prórroga para que las partes implicadas busquen una solución.
La decisión judicial da un respiro a esta familia, después de haber pasado unos días "un poco más duros", según cuenta a GENTE Álvaro, quien a sus 27 años ha tenido que cargar con buena parte de la responsabilidad de este duro proceso. "La verdad es que lo estamos pasando mal, porque yo, en cierto modo, puedo aguantarlo, pero mi madre lo lleva peor. Está bastante tocada ahora mismo, sobre todo tras salir en las televisiones y en el resto de medios, la gente la para por la calle y la incomoda un poco, aunque le da alegría ver cómo la ayudan", describe, abriendo la puerta a una de las pocas caras amables que muestra este drama: "Lo mejor es la gente que he conocido en este medio año, gente increíble, que sabía que estaba en el barrio, pero que el hecho de estar con ellos, de compartir ciertos momentos ha hecho que mis amistades se multipliquen. Estoy encantandísimo de que, aunque me esté pasando esto, pueda encontrarme con gente maravillosa", valora.
Con este testimonio, el propio Álvaro refleja la movilización social que ha habido en Hortaleza, un distrito que se ha volcado con esta familia y que tenía marcado en rojo la fecha de este viernes, aunque desde la plataforma 'Apoyo a Rosa' se insiste en que "sólo supone que seguiremos luchando con más ganas por una victoria justa". A ese concepto, al de la justicia, también apela Álvaro: "A ver si encontramos una solución idónea, como pisos en la UVA o en Canillas. Nosotros no nos vamos a negar a pagar, aunque no tenemos ninguna deuda con nadie. No entendemos cómo no le han dado siquiera su parte de la casa actual para intentar buscarse otra vivienda. Nos han dejado al descubierto y vendidos. Estoy enfadado y pienso hacer todo lo posible por asegurar el futuro de mi madre, después de que le hayan robado la vivienda de esta manera, vamos a intentar revertir esta injusticia", adelanta.
POSIBLE SOLUCIÓN
Al margen de depurar responsabilidades, su lucha se centra ahora en encontrar "una solución habitacional". "Lo más razonable es optar a una vivienda que se pudiera pagar, y no un alquiler como los que están pidiendo en la zona, de 600 o 700 euros, para dar a mi madre una estabilidad y tener una vida normal, en su barrio y con su gente. Si tuviéramos que hacer frente a los precios actuales con mi sueldo y la escasa pensión de mi madre nos dejaría en una situación muy precaria, algo totalmente injusto", zanja.
LA LEY, POR DELANTE DE LA HUMANIDAD
Al contrario que en otros casos de desahucio, Rosa y Álvaro no tenían ninguna deuda con los bancos. El problema vino cuando el exmarido de Rosa, del que se separó en 2004, no pudo hacer frente al pago de una vivienda en Alcalá de Henares. Álvaro cuenta cómo han vivido tanto él como su madre este angustioso proceso: "En febrero de este año fuimos al juzgado porque era consciente de que mi padre estaba inmerso en un proceso judicial por la casa de Alcalá de Henares. Nuestros abogados insistían en que, aunque embargaran nuestra parte, tendrían que notificarlo. La carta llegó en 2010, pero nosotros no lo sabíamos y, claro, mi padre tampoco entendía el proceso. Cuando cayó en la cuenta y se lo trasladamos a nuestros abogados, ya era tarde".
La reacción no se produjo a tiempo. "Cuando llegamos al juzgado para ver la documentación, ya habían subastado nuestra casa por vía edicto y no nos notificaron porque, al no habernos presentado en el marco, no era necesario. Estuvimos muy cerca de haber llegado a la subasta, porque se llevó a cabo unas semanas antes. Hubiera podido asumir una parte de la deuda de mi padre y ya está. Debe compensarse lo que están haciendo, hay nombres y apellidos, una entidad que subastó la casa y pasó 5 años sin ponerse en contacto con nosotros para negociar, un juzgado que podrían habernos notificado la subasta y lo hicieron para ahorrarse trabajo. Son leyes que hay que quitar cuanto antes", finaliza.
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