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Gente en León

hecho a mano

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Tenemos una cabecera, hecho a mano, que no sé si figuraba ya antes por ahí en redes y blogs. Sospecho que sí; está todo pillado. Tampoco daba para acudir a una lluvia de ideas, dado el riesgo de tormenta.

Archivado en: Javiaer Cuesta, RAE,

Javier Cuesta
06/11/2015 - 02:20

Hay nueva cabecera, sí, pero como en las portadas de la revista de humor El Jueves, teníamos más. El gran Fito ayudó a elegir ese nombre titular, aunque teníamos banquillo, que lo sepan. Primero pensamos sustituir el anterior rótulo de "uno al mes... como lo otro", por "dos rapidines" que parecía más ajustado a los hechos, pero lo descartamos por ligeramente picaruelo. Barajamos el "todos semos de León"... no sé si contentos o acojonaos de ser de aquí, etcétera; quiá, demasiado folclorista y no admitido por la RAE. Luego estaban "caña a la araña" y "a mi puta bola", ambos un poco bestias, la verdad. "Simtrom ni son" nos pareció pelín frívolo y era mucho recurrir a lo ingenioso. Creímos que "mano chova" o "tralla a mansalva" no lo entenderían los más jóvenes, por expresiones trasnochadas. Glosar a Cernuda con "donde habite el recuerdo" era lindo, claro, mas fue rechazado porque Tinofc y el genio nos acusarían de pedantes, con razón. Resultaban enrevesados "pero nunca mudos" y "oficio de apuntador". Y muy evidentes "hablando en serio", "anda listo rapaz", "ningún títere con cabeza" y "vamos a pensar". Otras opciones demasiado asépticas: "me mancho el pico", "erre que erre" o "voz y voto". El que más cerca estuvo de triunfar fue "a mano izquierda", pero tenía un tonillo tendencioso, a juicio del maquetista (¡bueeeno, diseñador gráfico!) a la hora de estamparlo en un medio escrito, por más que yo adujese que jugaba con lo ambiguo de extremidad/ideología, y que eso nos exoneraba. Tampoco prosperó. Al fin hubo quórum y cuajó este "hecho a mano" sobrio, vulgar si se quiere, puesto que todo está inventado. Manufactura en el sentido de receta no industrial, prospecto no genérico o como mínimo trabajado. Expresión, por otra parte, que siempre podría reivindicar como suya una ministra feminista del comienzo de la democracia, Matilde Fernández, cuando la usó para defender la inseminación artificial y dijo aquello de "como lo hecho a mano, nada". Ya casi nadie se acordará, pero nosotros sí.

Un título, sólo uno. Aunque a mí, señores del jurado, me valían y gustaban casi todos.

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