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Mentiras y engaños

El nombre de los bichos

Se han parado a pensar porqué nos llamamos Homo Sapiens, o por qué existen nombres vulgares para llamar a unos bichos y a otros no. Por qué la mariquita de siete puntos tiene más de 100 nombres, sólo en castellano. Por qué el chicharro del norte, en el sur se llama jurel, siendo el mismo pez. O por qué hay un bichejo en las cuevas de Castellón y Tarragona que se llama Gollumjapyx smeagol, en honor a al hobbit de ‘El señor de los anillos'.

Archivado en: Nicolas Pérez Hidalgo, bichos, El señor de los anillos, Los Beatles, Donald Trump

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Nicolás Pérez Hidalgo
11/1/2019 - 01:10

El hombre ha tenido la necesidad de nombrar, ordenar y clasificar todo aquello que le rodea. Así desde los albores, ha ido dando nombre a cada bichejo a su manera y según el territorio. Sin embargo, desde el siglo XVIII esto está más o menos ordenado y regulado por un código de nomenclatura de zoológica (hay códigos para otros organismos) y se ponen nombres en latín, para que cualquier persona en cualquier parte del mundo pueda saber de quién hablamos.
Cada año se descubren cientos de especies de animales. Alrededor de 378 sólo en territorios íbero-baleares y Canarias en los años 2015 y 2016. Especies a las que los científicos tenemos que ponerles nombre. Lo habitual es dárselo porque tienen algún llamativo carácter morfológico, porque viven sobre alguna planta, o por el sitio en el que vive o la región geográfica en la que se han encontrado. Incluso podemos dedicárselo a alguien conocido (o desconocido). A Los Beatles por ejemplo, les han dedicado decenas de especies e incluso a Donald Trump le han dedicado una polilla (Neopalpa donaldtrumpi) que se caracteriza por tener un bonito tupé y un pene diminuto.
Pero a la misma velocidad que se describen nuevas especies se pierden los nombres vulgares de otros. Nos quedamos sin abuelos que nos cuenten que son las cocas matapollos, el brugo o las gatas. Esto último de llamar gatas a las orugas de las mariposas que se comen las plantas del huerto, me tiene mosca desde hace tiempo. No tengo claro el porqué de esta deformación del lenguaje, aunque tengo ligeras sospechas. De momento, parece más habitual en el centro y este de León, pero habrá que confirmarlo*. Si no llegamos a tiempo de evitar su extinción, al menos esforcémonos en documentarla.
Si usted la usa o la ha escuchado puede contarlo en esta dirección de correo electrónico: nombrebichos@gmail.com.

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