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Gente en León

Mentiras y engaños

Somos vulnerables

Desgraciadamente en estos tiempos que corren uno no puede dejar al margen su lado científico y ni el de gestor público y ahora tampoco, el de ciudadano encerrado en su casa en este preocupante Estado de Alarma.

Archivado en: Nicolás Pérez Hidalgo, coronavirus, estado de alarma, somos vulnerables

Nicolás Pérez Hidalgo
23/3/2020 - 12:20

Y es que el egocentrismo antropológico que nos caracteriza, nos ha hecho pensar que somos dioses. Tanto, que algunos incluso han creado la era del Antropoceno, para referirnos a esa etapa de la tierra en la que el hombre, como especie animal todo poderoso, ha conseguido cambiarla (y no para bien), olvidándose de que como especie somos tan vulnerables, que un pequeño organismo, simple como el mecanismo de un chupete, puede hacernos desaparecer en pocos meses. Vivimos en la era del Virusceno, aunque nos pese. Porque epidemias y pandemias ha habido muchas a lo largo de la historia y seguirá habiendo. Pero lo grave de esta que nos ocupa, es que al virus se le ha sumado nuestra peculiar forma de vivir, de comunicarnos, de hacer negocios,... en definitiva, la tan cacareada globalización. Y por eso los problemas económicos de no hace mucho tiempo y las enfermedades de ahora son globales y afectan a todo el mundo, esté donde esté.
Sin embargo, de este apretón, podemos sacar muchas conclusiones, que probablemente se nos olviden a los pocos días de volver a la normalidad. Somos vulnerables cuando dejamos de invertir en investigación, cuando recortamos dinero en cosas tan importantes como la sanidad o la educación públicas. O simplemente, cuando dejamos en manos privadas o en fundaciones o asociaciones o sectas, cosas tan importantes como el cuidado de los mayores o de las personas con necesidades especiales.
A "toro pasado", es fácil criticar las medidas que se van tomando, pero seguro que mucha gente que vive tan ricamente de estar en organismos que se encargan de vigilar estas cosas, no ha hecho correctamente su trabajo. Sobre todo, cuando según el país al que echemos un vistazo su eficacia y solvencia para atajar el problema, es mayor o menor. De momento, parece que los chinos y los coreanos han sabido ver cómo y cuándo hacer las cosas y todos los demás, hemos ido dejando los deberes para más tarde. Al más puro estilo del cuento del pastorcillo mentiroso: tantas veces se anunció que venía el lobo, que nadie hizo caso y nos pilló tomando cañas en el bar. Y algunos parece que siguen estando.

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