Es de todos sabido que las costumbres, sin que con ello se quiera decir que eran unas mejores que otras, cambian pero los recuerdos permanecen. A lo que hoy me refiero es a las bebidas de entonces, cuando la publicidad de las primeras marcas estaba presente en todos los medios sin prohibición alguna.
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Maximino Cañón
16/6/2023 - 01:10
En los bares de aquellos años sólo se bebían marcas nacionales, o sea españolas, exceptuando lo que en algunas salas de fiestas en donde las chicas, además de ofrecer un humilde espectáculo mayormente dirigido a resaltar las cualidades carnales de las mismas, procuraban la venta de alguna bebida, generalmente de buen precio y a horas nocturnas.
Los bares siguen siendo verdaderos santuarios de los españoles, donde se curan muchos de los males que nos acucian día a día, si bien algo se han tenido que modificar de acuerdo con el tiempo presente, como han sido los horarios. Quién nos iba a decir que lo que fue ejemplo de la continuidad, con jornadas completas de la mañana a la noche sin cerrar casi ningún día de la semana, y cuando sólo unos pocos lo hacían para tomarse unas breves vacaciones en verano, a poder ser en el pueblo de origen que era más barato, hoy tuvieran horarios como cualquier oficina o comercio en general.
Lo primero que se cambiaron fueron aquellos horarios que tenían denominación de origen propios; por ejemplo el comprendido entre la una y media y las dos y media, que era cuando se cerraban los comercios a mediodía y se aprovechaba para antes de ir a comer tomarse un vino, generalmente blanco, sin elegir marca, a este se llamaba la "hora del blanco" haciendo honor al color de la bebida a ingerir". Después de comer era la hora del café, la cual, como su propio nombre indica, consistía en tomarse un café, y si la economía lo permitía, acompañado de una copa de "coñac", después Brandy por imperativo legal, y una faria, con gran aceptación las de Coruña, cuando el humo formaba parte del ambiente en la hostelería, mientras se echaban partidas de cartas o dominó entre aquellos a los que los horarios de sus trabajos o jubilaciones se lo permitían.
Hoy resulta impensable y casi no se ven partidas en los bares, excepto en aquellos bares de barrio que, atenazados en sus costumbres, subsisten. Ahora poco se habla de rondas, por varios motivos: uno porque las mismas solían ser de varios vasos de vino a granel; y otra porque los precios que los vinos de hoy no son asequibles para bolsillos de a diario .En cualquier caso que ¡vivan los bares!
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