lunes, 13 de mayo de 2024 16:23 www.gentedigital.es

Gente en León

Opinión

No se conjuga el verbo dimitir

Jaime Torcida
12/5/2017 - 10:13

Cada día preocupa más en la calle el asunto de la corrupción. A la marcha que llevan trincando pasta, esta gente dedicada a la política conservadora va a dejar este país llamado España vacío de euros. Pongo el epíteto de política conservadora porque fundamentalmente los que trincan están en el PP y recuerdo a Juan Guerra y sus cafelitos en la Delegación del Gobierno en Andalucía, donde contaba con un despacho gentilmente cedido por su hermanito Alfonso. Qué tiempos aquellos en los que Juan Guerra era corrupto y de resultas dimitía el vicepresidente del Gobierno... aunque Felipe también manifestó su intención de hacerlo y ese día no llegó nunca. Y esa es la segunda enseñanza de la corrupción política... antes muerto, que ‘sinsillón’. Aquí no dimite nadie cuando lo incluyen en la relación de investigados,... o de imputados... o de parientes próximos o lejanos del ‘causa habiente’. Que va... antes muerto que sin la bicoca del cargo público. Felizmente alguno al que se le aprietan las clavijas se levanta del sillón. La primera enseñanza que extraemos de un análisis basto de este fenómeno es que la corrupción y el fraude cuando se acercan al ejercicio de la política son un hecho de dudable riesgo para todos aquellos que se cruzan en el camino del dinero. Trinca la pasta, que está ahí sin padre ni madre, ni perrito que le ladre... llévatela a un paraíso fiscal y después en un ejercicio de birlibirloque retorna una parte a España para seguir siendo un patriota ejemplar, que ayuda esta inyección de dinero a sobrellevar una crisis económica que lleva camino de hacerse permanente entre las clases media y baja de nuestra sociedad. Es la vida. Este riesgo de apropiación indebida de la caja común o de las ayudas destinadas al desarrollo del país y que proceden de Europa, o las que se destinan a paliar el efecto de la crisis económica y el paro endémico en regiones desfavorecidas del sur de España es, aparentemente, consustancial a la labor de control de la Administración del Estado por parte de los políticos. El recochineo viene cuando no solo nos llevamos las ayudas crudas sino cuando además avisamos a los nuestros que llega otro cargamento de euros en forma de subvención de Bruselas y que se lo entregaremos a cambio de una bonita parte del botín como al parecer ha sucedido con la llamada ‘trama eólica’. Me llama la atención profundamente el ‘modus operandi’ del jefe político del asunto, que se ‘avoca’, abocado sin duda por la cantidad de pasta que iba a recibir y toma él, solito, la decisión de facilitar el acceso a las ayudas destinadas a sembrar de molinos de viento y otros cachivaches destinados a la producción de energía eólica en nuestra región retirando de las atribuciones destinadas a sus subordinados la responsabilidad del manejo de cifra. ¿Pura avaricia? ¿Falta de confianza en el funcionariado? ¿Inutilidad de sus subordinados para la labor frente al mérito y capacidad del vice-consejero para llevar a cabo su misión? Hay algo menos difícil de averiguar que la causa de este desmán y que es más fácil de constatar, son los treinta años que con el refrendo de la ciudadanía lleva el PP haciendo y deshaciendo en el gobierno de nuestra comunidad autónoma. Es ilógico, aunque parezca lo contrario, que durante esos veinte años y en una España salpicada de escándalos de políticos que se lo llevan crudo, nuestra comunidad y sus gobernantes estén haciendo un uso correcto de la totalidad de los fondos que reciben para nuestro desarrollo y cada vez esta región esté más hundida en los rankings de pobreza nacionales... Y que aquí no dimita nadie.

Elige tu ciudad

Gente Digital en Facebook

Grupo de información GENTE · el líder nacional en prensa semanal gratuita según PGD-OJD