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Gente en León

con la venia señoría

Inquietante individualidad

El encuentro entre dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas, si hay reacción ambas se acabarán transformando. El caso es compartir ideas o intercambiar visiones como igualmente comunicar sentimientos, ya que éstos pudieran ser algunas de las piezas de un "puzzle" que configuraría una supuesta relación entre ambas y, que a medida del transcurso del tiempo, pudieran o no encajar.

Archivado en: Manu Salamanca, inquietante individualidad

Manu Salamanca
30/12/2019 - 09:28

Desde luego cada persona pudiera influir en nuestra compostura fiel y adorable y en todo lo que formaría parte incluso de nuestra propia historia ¿Qué ocurre cuando algunos encuentran y establecen esa unión complementaria? ¿Estaríamos procurando dejar algo de nosotros mismos para los demás? Seguro que con una certeza automática aseguraríamos que habrá quien nos deje incluso descalzos y hasta en calzoncillos.
Por simple deducción, donde el poder se impone el amor falta, por supuesto que nuestro amor por todo lo que deseamos, queremos y anhelamos, no puede dar cabida a la dominación más absoluta, no debiera cohabitar con juegos de superioridad mucho menos de inferioridad, ni siquiera con la pertenencia cruel y egoísta que desata siempre temores, amar es mucho más, es dar una excelente manera de disfrutar de todo aquello que somos capaces de ofrecer, porque a pesar de todos los conocimientos, técnicas o habilidades en experiencias adquiridas, no debemos olvidarnos que impregnarnos socialmente de los demás con esa calidez, será como facilitarnos la mejor conexión con el resto de los mortales a una nueva y mágica dimensión.
Con el tiempo un trato distante y frío, se vuelve místico y vacío, a parte de crear un abismo, una escalofriante lejanía que muchas veces imposibilita la autenticidad de unas más que deseables y duraderas relaciones, si nos limitamos a los criterios y definiciones de vulgares manuales, veremos que nos impedirán ver nuestro propio enriquecimiento en cada entusiasta personalidad que acoplemos en su benefactora cercanía, ahora bien; no existen recetas inverosímiles, es fundamental la entusiasta adaptación de una verdadera y definitiva compenetración que nos ayude a conocernos más allá de nuestra extensa e "inquietante individualidad".
Existen tantas noches como días y cada una dura lo mismo que el día que viene después. Hasta la vida más feliz no se puede medir y menos contemplar sin unos momentos de soporífera y angustiosa oscuridad. Felicidades.

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